30 marzo 2006

Condenada casualidad

El encuentro fortuito de dos amigos es un hecho cuya mecánica interna vulnera leyes lógicas, y el grado de violación se incrementa en sentido inversamente proporcional a las probabilidades del encuentro.

La casualidad se filtra en los hechos cotidianos y no le damos una importancia mayor que a las papeleras, cuya presencia, a veces, nos deslumbra por su camuflaje en esta ciudad que, poco a poco, va adquiriendo un aspecto cada vez más semejante a un queso gruyere.

También llamada coincidencia, la simultaneidad de dos hechos es a veces sorprendente, hasta el punto de que algunos la llaman milagro y no tienen más remedio que atribuirlo a unas manos sobrenaturales que nacen de lo divino.

Azar es otro nombre que recibe la suerte o el acaso, aunque hay quien, haciendo uso de la esperanza, la denomina hado o destino o sino o fatalidad. En cualquier caso, el resultado final es el mismo: la muerte, que, casualidad o no, es una irreverencia, una descortesía.

Aquí, aquí es donde nos quedamos.

28 marzo 2006

Apuesta

Naipes helados barajan sus manos
aparentemente tiemblan
sus dedos tiemblan bajo el frío de las sombras
pero no tiene más
ni menos remedio que limarlos

los bordes de las cartas somnolientas

hasta sacarles filo
y devorar la noche

Ha perdido hasta las uñas
y lo sabe
lo sabe perfectamente
sabe que su futuro es un charco
un charco creciente
un charco creciente que se le echa encima
y después y también futuro suyo y sin salida
una caja podrida de madera
repleta de cal
y ya es polvo
mas polvo endeudado

27 marzo 2006

Causas de la existencia de este blog

Todo ha empezado por culpa del gato "medio vivo / medio muerto" de Schrödinger, cuya existencia me fue revelada por Jony. Mi intención ha sido poner un comentario a sus reflexiones sobre la reencarnación; como ya le he dejado varios comentarios, he dicho: "Voy a registrarme y así dejo de aparecer como usuario anónimo". Pero resulta que, tras registrarme como usuario (ya no anónimo, sino nominado), me pedían el título de mi blog. "¿Mi blog?", me pregunté. "Bueno, venga", me respondí. Y esa es la causa de la existencia de este blog cuyo nombre es "El burdel del delirio", verso heptasílabo de un poema de cuyo autor no quiero acordarme (a quien lo adivine le doy un premio).