11 diciembre 2006

Rigodón

Él roe. Duerme, come, roe. Roe y roe y roe. Sus días son roer, dormir, tal vez soñar, pero siempre roer y roer, y rorroer.

Rigodón vive con Janis en la pecera de serrín. En el primer intento de hacerlos convivir, allá por julio, Janis -de dos o tres meses- hirió a Rigodón -que era muy pequeño, apenas una cría-. Pero ahora Rigodón es casi tan grande como Janis.

Ellos me dijeron que querían estar juntos. Me lo dijeron oliéndose. Janis vivía en la pecera y Rigodón en una jaula. Eran vecinos que, al principio, no se hacían mucho caso. Pero Rigodón creció y empezó a desprender un olor que atrajo o abdujo o sedujo a Janis y desde entonces se pasaban los días frente a frente, separados por un cristal y unas rejas. Oliéndose. Mirándose.

El día que empezaron a vivir los dos en la pecera de serrín hubo que vigilar los posibles ataques de Janis a Rigodón, para evitar una posible masacre. No pasó nada y de momento siguen bien los dos, excavando, oliéndose, escarbando, oliéndose, haciendo galerías, túneles, pasadizos subserrináceos, oliéndose, royendo palos de madera, oliéndose, royendo rollos de cartón, comiendo, durmiendo, royendo, oliéndose.

No hay comentarios: