28 febrero 2007

Censura

He eliminado un comentario del blog, justo ése que se puede ver unas líneas más abajo, por varias razones. La primera, lógica: eso no es un comentario. La segunda, estética: ninguna de las entradas que se muestran en la página tenía un comentario, y éste me rompía la estética del 0, aunque resulta que Jony y Kike me han dejado un par de comentarios y me han estropeado la estética del cero, pero sí que son comentarios. La tercera, económica: al suprimirlo me evitaba tener que responder al comentario haciendo control+c, control+v: “Saludos, te invito a leer mi blog”, y control+c en la barra de direcciones y control+v en el comentario: “http://elburdeldeldelirio.blogspot.com”, y poniendo el vínculo, que me enseñó Jony. La cuarta, secreta. La quinta, incógnita. La sexta, etcétera.

Aquí está el comentario. El “blablabla” es cosa mía. Ahí iba el nombre del blog al que me invitaban, pero amablemente declino la invitación: nominativo invitatio, invitationes; vocativo invitatio, invitationes; acusativo invitationem, invitationes; genitivo invitationis, invitationum; dativo invitationi, invitationibus; ablativo invitatione, invitationibus.


Rorroyendo

Un gerbo roe un palo.
Roe y roe, y roe,
y lo sigue royendo.
El palo abandona la existencia,
deja de ser un palo.
El palo ya no está.
El gerbo, en pie, olfatea.
Ser vivo, el serrín sigue creciendo.

26 febrero 2007

Dr. Faustus

Vender el alma al diablo a cambio del conocimiento. Un argumento ya típico, todo un tópico, que ya Christopher Marlowe plasmó en su Trágica historia del Doctor Fausto. Precisamente hoy, pero en el año 1564, nació este dramaturgo inglés cuyo apellido me recuerda a otro escritor, Stephen Marlowe, del cual me leí un libro de cuyo título no es que no quiera, es que no puedo acordarme, y que era muy bueno, sobre unos cuadros y una maldición...

Actualización: El libro, que al fin he localizado entre los de mi biblioteca, que es infinita o de un único libro, como la de Borges, se titula Maleficio (Translation), y al verlo y tocarlo me ha venido a la mente con más claridad el argumento: hay cuadros, sí, para una exposición en una ciudad de Connecticut, pero esos cuadros los envían desde Francia, y pertenecen al pintor del siglo XVII Jean Baptiste Columbine. También hay un diario del pintor. Una chica empieza a traducirlo, van llegando los cuadros... y se lía en la ciudad una movida de mil diablos, literalmente. De hecho, el argumento de la obra me recordó bastante al de La tienda de Stephen King, un autor que al principio está bien, pero cuando ya lees otras cosas no te queda más remedio que levantar la voz contra tus instintos de juventud y decir: Stephen King, no eres el rey. Eso está bien, pero hemos de reconocerle indiscutiblemente el mérito de adentrarnos en el mundo de la lectura, y por lo tanto hemos de volver a contradecirnos y afirmar: Stephen King, eres el rey.

24 febrero 2007

Convergencia inesperada

El 24 de febrero de 1836 nació un pintor americano llamado Winslow Homer; el mismo día del año siguiente, 1837, nació una poetisa gallega llamada Rosalía de Castro, ahí en medio del siglo XIX los dos. Winslow en medio de la corriente naturalista; Rosalía en pleno romanticismo, ahí es nada.

Sin embargo, siendo tan distintas las corrientes estéticas por las que navegaban, aquí el menda ha elegido un poema de Rosalía y se ha atrevido a ilustrarlo con una sucesión de pinturas de Winslow, a modo de historieta metafórica, se entiende, para aproximar la obra de estos artistas que posiblemente, pese a tener prácticamente la misma edad, ni siquiera habían oído hablar el uno del otro. En este post van a mantener una pequeña conversación.


A ***

Ya que me abandonaste, ¡oh tú, esperanza!,
«volved a mí», les dije a mis recuerdos;
mas mi voz resonó hueca y profunda
en un sepulcro abierto.

Cuando me veas pensativo y triste,
no indagues en qué pienso;
del ángel de las tumbas,
tú, ángel de luz, ¿pudieras tener celos?

Ella alzó entonces los rasgados ojos
y preguntó con miedo:
«¿Será verdad que alguna vez, bien mío,
resucitan los muertos?»

23 febrero 2007

Descendencias

El 23 de febrero de 1901 nació Edgar Ende, pintor alemán surrealista que engendró a un escritor llamado Michael Ende, autor de la por todas las gentes del mundo conocida The Neverending Story. Edgar pintaba cuadros como estos:

Ese mismo día, pero del año 1821, murió John Keats, poeta inglés que hablaba con recipientes helénicos de barro cocido, y lo malo no es que él les hablase a ellos, no: lo malo es que le respondían cosas como esta:

‘Beauty is truth, truth beauty’, - That is all
Ye know of earth, and all ye need to know.

Edgar Ende tuvo un hijo y una obra; John Keats, en cambio, tuvo una obra y no tuvo hijos -como el hijo de Edgar Ende, que tuvo una obra pero no tuvo hijos-, quizá porque murió a los 26 años, de tuberculosis, siguiendo el famoso dicho anglo-helénico 'carpe diem, die young', similar al tópico anglo-griego 'live fast, tempus fugit'.

Haiku

Manto tierra desierto
mítica mente
sobre tu cuerpo arena

22 febrero 2007

Literatura y Pornografía

El 22 de febrero de 1939 moría Antonio Machado en Francia, exactamente en Collioure, lugar al que fue no por gusto, sino porque aquí, en España, unos tipos despojaron, mediante la fuerza armada, al pueblo de su poder de decisión, y por lo que se ve estaban locos, pues querían matar a medio país, aunque al final sólo mataron a una cuarta parte de verdad; a otra cuarta parte la mataron de mentira; a otra parte la mataron a disgustos, como matan algunos hijos a sus madres. Sin duda un día triste el de la muerte de Machado porque, qué duda cabe, fue un gran poeta, como su hermano, que escribía muy bien, pero Manuel era de derechas, aunque luego se arrepintiese, según se cuenta, así que la Historia, que hace balance de todo, lo ha tratado peor, como diciendo:

-Viviste muy bien, escribiste poesía, comiste mejor, apoyaste a la muerte y a sus secuaces; te castigo por ello quitándote la fama y el renombre, por malo, en el mal sentido de la palabra.

Y lo castigó tanto que casi ni se conoce su existencia, que ha quedado eclipsada totalmente por la de su hermano Antonio, que las pasó canutas, quizá por eso la Historia lo trató mejor, como diciendo:

-Viviste regular, escribiste poesía, comiste peor, huiste de la muerte, aunque al fin te agarró lejos de tu amada tierra, donde yacía Leonor; te doy por ello la fama y el renombre, por bueno, en el buen sentido de la palabra.

Y lo premió tanto que su existencia se conoce en casi todos los rincones cultivados del mundo.

Para quitarnos este pesar y este mal sabor de boca que nos deja el exilio y la muerte, cerraremos este post recordando que el 22 de febrero de 1982 nació Jenna Haze, que no ha escrito nada que se conozca más allá de las redacciones que hizo en el colegio, lugar que abandonó a los 14 años, pero que, hasta el momento, ha chupado muchas pollas y ha comido muchos coños en las muchas películas que ha protagonizado.

21 febrero 2007

Judas vs. Judas

Hoy he vuelto a ver a Judas, pero al Judas clásico, al que me vendió por treinta monedas de oro, no al Judas postmoderno, al que yo le dije que me vendiera y que, aun contra su voluntad, me hizo caso.

El Judas postmoderno, este Judas que me obedece a regañadientes, tiene el encanto indiscutible de las grandes amistades; es el prototipo de amigo, ése al que le dices:

-Cuando te diga ya les dices a las gentes del mundo que no existo.

Y te responde:

-Joder, tronco, lo que me estás pidiendo… No sé si voy a poder…

Así que le replicas:

-Venga, hombre, no me jodas, Judas, hazlo por los amigos… Tú les dices que no existo, y lo mejor para que se lo crean es que deje de existir, así que habla con el Centurión y dile que me vas a entregar.

-Ufff…, mira, mira…, me estás poniendo en un aprieto, Jesuso.

-Además, para que parezca más creíble pídele… qué te diré… unas treinta monedas de oro, que así seguro que cuela. Y les dices que la señal para que me cojan será un beso en la mejilla que me darás en el momento más adecuado...

De esta forma, después de insistirle con argumentos más o menos consistentes, conseguí que cediera:

-Bueno, vale…

Y, aun sabiendo que era una locura, algo que salía de toda lógica, me hizo el favor que le pedía. Me “vendió” (nos quedamos con los romanos, vaya), me crucificaron y morí, y todavía me decía en sus oraciones:

-Pero que conste que digo que no existes porque me lo has pedido tú…

-Que sí, coño, pero escríbelo ya

- …. Joder, Jesuso, me está ardiendo la conciencia, no debería haberlo hecho…

-Acho, Judas, tranquilízate, ¿no ves que todavía estoy vivo? Estoy hablando contigo, ¿no?

-Bueno, pues sí, pero también podría ser que me haya vuelto paranoico o esquizofrénico… Creo que me voy a suicidar…

-No, nene, no seas tonto, que encima que me hiciste el favor y mi Padre te tiene aprecio por eso, no vayas a cagarla ahora, que si te suicidas te vas al Infierno, capullo…

Y se suicidó, y surgió el ateismo.

Lo que no sabían los ateos es que Yo existo, y como soy omnímodamente poderoso y ubicuo le dije al Vecino de abajo que soltase a Judas, y llevamos un par de milenio jugando a los dados.

El Judas clásico, sin embargo, ese Judas que viene de Antiguo aunque sólo salga en el Nuevo, tiene el encanto pestilente de la hipocresía y la falsedad. Este Judas, en realidad, era un tipo frustrado: quería ser algo y quería tener algo que no podía ser ni tener por sí mismo, y para conseguirlo se dedicó a vender a la gente que era y tenía lo que él tanto anhelaba, incluyéndome a mí. Esta actitud, una vez desenmascarada, me permitió que pudiese mirar con otros ojos a Judas, pero para ello era importante no decirle a Judas que sabía que era Judas: mantener el secreto me permitió preguntarle con tono irónico:

-¿Seré yo, seré yo?

Y me vendió, y surgió el cristianismo.

Como me vendió, le resultó imposible negar mi existencia, porque ahí están las treinta monedas de oro, testigos sonoros de su infamia. Aquí ocurrió algo muy interesante, tanto que ha marcado la Historia de vuestra Inhumanidad: este Judas clásico me vendió, me negó con su beso delator, y esa negación se convirtió en la afirmación de mi existencia, cuando yo lo que quería era hacerme el longui, pasar desapercibido… Yo sólo bajé a divertirme, no quería agobiar al mundo con Mi complejidad, o sea, con Nuestra complejidad, que si no lo digo luego se enfadan conmigo los Otros Dos.

19 febrero 2007

O.R.A.dor fuera de hábitat

Paso hoy por la calle del Cuartel de Artillería y diviso a un tipo de la O.R.A. dirigiendo el tráfico. Cuando me aproximo veo que lo que controlaba era un agujero, dando indicaciones a los coches y, sobre todos, a las furgonetas y camiones, para evitar que alguna rueda se colase en el agujero del alcantarillado o del alumbrado o de lo que sea.

¿Quién habrá mandado a este orador a dedicarse a estos menesteres de controlar el paso de coches? ¿Por qué no se ha negado? ¿Qué hace un multador-orador en medio de la calle, cuando su hábitat natural es la acera?


17 febrero 2007

La postmodernidad y el cambio de paradigma

Ante la insistencia de lectores que me envían e-mails pidiéndome insistentemente, incluso bajo coacciones y amenazas, que me pronuncie acerca de la prensa rosa, abordaré el tema, aunque ya he dicho en alguna ocasión algo al respecto. Creo recordar que, para empezar, le cambié el nombre: dejamos de hablar de prensa rosa y la llamamos prensa marrón. Señores, no seamos eufemísticos: el término “rosa” nos remite al cuento de hadas, a las flores, al jardín de la alegría donde los pájaros vuelan y pían (véase Chojin, diezmil), al amor, la bondad, la generosidad y, casi casi, a la inocencia y la virginidad. Por su parte, el término “marrón” nos remite a la mierda, al lodo, a la ponzoña, a las tierras movedizas, a lo putrefacto, a cavidades intestinales. Por eso resulta más apropiado para designar la realidad que se oculta tras el eufemismo “prensa rosa”: montajes, falsedades, conveniencias, trifásicos, intereses, calumnias, querellas, odios, rencores, envidias, codicia, hipocresía, avaricia, gula, seres apócrifos, falsos, enmascarados, fantoches del cuento.

El de la prensa marrón es un mundo gobernado y dirigido por el Gran Dios Parné: a Él se idolatra, de Él dependen los actos de los famosuchos; adonde Él esté, allí se va. Si hay que hacer el gilipollas, se hace, si es por Él.

Antes de abordar el cambio de paradigma que se ha producido en la época postmoderna, avancemos unas notas de aclaración terminológica. A partir de hoy, con el vocablo “famosuchos” nos referiremos tanto a los personajes que aparecen protagonizando la ‘noticia’ como a los personajes que la ofrecen y comentan, dado que en ese mundo marrón los dos tipos de personajes tienen la misma importancia. De hecho, a día de hoy no se conciben los unos sin los otros. Ya hablamos en varias ocasiones de simbiosis y retroalimentación; añadamos el término ósmosis e imaginemos dos pozos ciegos unidos por un desagüe y cuyo funcionamiento está en una relación de interdependencia inexcusable. Nada impide pensar que algunas heces de un pozo conspiren con algunas heces del otro pozo para hacer ascender a la superficie a otras heces, y aclararemos que, en esta metáfora de mierda, ser arrastrados a la superficie es casi tanto como decir que los famosuchos contra los que se conspira son alejados del mundo marrón y, en consecuencia, se extinguen las posibilidades de seguir viviendo del cuento, respirando miasmas deletéreas, emanaciones putrefactas.

No deja, en cualquier caso, de resultar sorprendente el hecho de que una parte considerable de la programación televisiva esté dedicada a la prensa marrón, y esta afirmación la realizamos desde una perspectiva lógica, razonable, puesto que, pragmáticamente, sin embargo, no es nada sorprendente: tengamos en cuenta que, aun sirviendo al Gran Dios Parné, este mundo marrón, en un acto de espantoso incesto, copula con su propio Gran Dios Parné y engendra legiones de dioses parnesianos que van a parar a sus bolsillos, a sus cuentas, y a las de sus jefes, en negro, en blanco.

En este punto nos vemos obligados a traer a colación el término “moda”, que nada tiene que ver con la estadística, sino con la media, que tampoco tiene nada que ver con la estadística, sino con la mass. Son los mass media los que ponen de moda este mundo marrón: bombardearon, ametrallaron, fusilaron a la sociedad con ‘noticias’ procedentes de la prensa marrón, hasta la saciedad, hasta la suciedad. Llegó un momento, tras tanta masacre marrón, en que se generó una necesidad en la gente. Ahondemos en el término necesidad.

Desde tiempos inmemoriales el ser humano ha sentido inclinación al marujeo. Este hecho es fácilmente constatable por cualquiera: en tu pueblo, en tu trabajo, en tu clase, hay una gran proporción de gente que tiende a marujear, a comerciar con chismes a cambio de chismes, rumores, dimes, diretes. El paradigma de maruja, la maruja por antonomasia, es esa señora mayor del pueblo que se conoce la vida, obra y milagros de gran parte de sus vecinos, y no desaprovecha ninguna ocasión que le permita incrementar su caudal de conocimiento marujil e intercambiarlo con sus vecinos, a los que a su vez vigila y pasa información, algo inédito en el mundillo del espionaje. Esta señora, por regla general, es mirada con recelo y desconfianza por gran parte del pueblo.

Con la llegada de la postmodernidad, se ha producido un cambio de paradigma: la maruja por antonomasia es ahora el autodenominado “periodista de la prensa rosa”, al que nosotros hemos dado en llamar famosucho marrón, ignorando el eufemismo y haciendo uso de nuestro irrefutable derecho a llamar a las cosas por su nombre. Hemos pasado del nivel ‘pueblo’ al nivel ‘mundo’.

La maruja del pueblo, del trabajo, de clase, tiene, si no se excede, hasta cierto encanto, aunque en algunos casos da incluso un poco de pena. Sin embargo, la maruja postmoderna, la maruja que vive en el hábitat de los mass media en simbiosis-ósmosis-retroalimentación con los otros famosuchos, esa maruja carece de encanto y no da ni pena: da asco. Y decimos que da asco porque, a diferencia de la maruja primitiva, medieval, renacentista, barroca, neoclásica, contemporánea, moderna, que actuaba movida por una pura necesidad espiritual comprensible hasta cierto punto (la necesidad de llenar su vida vacía con información perteneciente a otras vidas), la maruja postmoderna actúa movida por motivos única y exclusivamente religiosos: idolatrar a su Gran Dios Parné, para llenar su vida vacía -utilizando información perteneciente a otras vidas- de verdes billetes que le permitan seguir ahondando y ahogándose en la vacuidad.

El cambio de paradigma se vincula, irresolublemente, con otro hito fundamental, definitorio y decisivo de la postmodernidad: la muerte de los Grandes Relatos, de la que ya hablara el filósofo Françoise Lyotard y que nosotros, obviamente, extrapolamos al tema que nos ocupa. Y es que la maruja primitiva, medieval..., esa maruja generaba Grandes Relatos, daba lugar a Mitos y Héroes: en todo pueblo son conocidas las hazañas, aventuras y desventuras legendarias de ciertos vecinos. Así, a voz de pronto, me viene a la memoria una leyenda de cierto pueblo según la cual un guardia forestal, queriendo dar un disparo de advertencia con su escopeta para obligar a detenerse a unos cazadores furtivos, disparó por la espalda a uno de ellos, por error, porque le tembló el dedo en el gatillo, pero lo mató, y con ese disparo firmó su sentencia de muerte y escribió las letras de su lápida, porque los compañeros del furtivo muerto, gitanos todos legítimos, rodearon al guardia forestal y derramaron sobre su cuerpo un rosario de cartuchos. Esos son Grandes Relatos.

Sin embargo, como decimos, con las marujas de la prensa marrón han muerto esos Grandes Relatos, o quizá sería más apropiado decir que estas marujas marrones ya no producen Grandes Relatos, y no los producen porque no tienen personajes ni mundos míticos a los que agarrarse para generarlos: sus personajes son fantoches; sus mundos, falsos constructos que se caen al suelo como castillos de naipes quebrados; ellas, narradores falaces y apócrifos de verborrea insustancial y diarréica.

16 febrero 2007

Cuestión de perspectiva

Kurt Wenner es uno de esos artistas ante los que no queda más remedio que quitarse el sombrero. Él no inunda las paredes con trazos de pintura: fecunda las paredes con abrazos de pintura, que las atraviesan y profundizan en sus estructuras ocultas, inauditas. En un trozo de madera penetran, por obra y gracia de su pincel, dimensiones incomprensibles. Una habitación vacía se convierte en mundo autónomo donde el mito nos embarga, nos circunda, nos asedia. El juego de perspectivas crea ilusiones en nuestra retina y nos hace poner en duda la solidez del asfalto. Nuestros ojos se deslizan por los bordes del dibujo buscando la fisura, el fin de la pintura y el comienzo de la realidad, y sólo una vez que lo hallamos podemos afirmar, rotundamente, nuestra más firme incredulidad. Sin embargo, sabemos que en el techo no hay nada, o al menos nada más que pintura, aunque parezca que Ícaro y su padre van a caer sobre nuestras cabezas, y pensemos que unos barandales de blanco mármol delimitan la fisura, pero no, o sí.

15 febrero 2007

Modas

Llevaba ya una temporada viendo por la calle a algunos tipos con el pantalón vaquero caído por debajo del culo, enseñando sus calzoncillos de marca y su cinturón ancho. Cuando vi al primero me quedé un poco así, como pensando:

-El chaval este, ¿no tendrá para un cinturón? ¿Ha adelgazado mucho y no tiene para unos vaqueros nuevos?

Cuando seguí viendo a chavales con el mismo tipo de pantalón empecé a sospechar que se trataba de una moda, absurda como tantas otras, pero moda al fin y al cabo. Y cada vez que veía a uno me quedaba igual de pensativo:

- ... ¿ ? ... – mesándome las barbas.

Hoy he descubierto el origen de esta moda. Resulta que viene de una curiosa y, por lo demás, absurda protesta que les dio por hacer a algunos hermanos del Bronx: decidieron ir sin cinturones en los pantalones y sin cordones en las zapatillas para protestar porque a los presos no les dejan llevar ni cinturones ni cordones:

-Porque es un atentado grave contra nuestros derechos, hermano. Nos faltan al respeto, brother. R-E-S-P-E-C-T, ya know.

-Claro, hermano, porque seguro que en la cárcel nadie los va a utilizar para ahorcar, azotar o asfixiar a nadie.

-Of course, fuckin’ man, ya know.

-Sí, ya sé, hermano, ya sé.

Ahí los modistos más listos vieron un filón. Y ya ves tú la gilipollez, pero la moda es lo que tiene. Han puesto de moda el amor, la revolución, la paz, la religión. Lo trivializan, lo vacían de contenido, lo reducen a la pura apariencia despojada de la esencia: el día de los enamorados, el retrato del Che Guevara, la garra de la paloma encerrada en un círculo, las rastas. Cuando quieren que algo pierda su sentido, su trascendencia, lo ponen de moda. Es otra forma de manipulación, y entran en juego la política y la mass media: la política porque es algo que afecta a la polis, a las ideas de los ciudadanos, y la mass media porque, si lo consiguen, es gracias a esos medios que les dan proyección.

13 febrero 2007

Chulería / Condena

Es curioso el contraste que se observa por las mañanas en cualquier Instituto. A eso de las 8:15 h., minutos arriba, minutos abajo, se acumula en las puertas de cualquier I.E.S. alumnos de 14, 15, 16 y 17 años, año arriba, año abajo, que fuman. A unos metros de ellos, se acumulan también algunos profesores de 30, 40 y 50 años, año arriba, año abajo, que fuman.

Los alumnos, en realidad, fuman por chulería, por eso de decir: “Qué chulo que soy, que me estoy fumando un piti a las ocho de la mañana, con un par, sí-señor”. Es fundamental el hecho de ser vistos.

Los profesores, en cambio, fuman por condena, por eso de decir: “Qué condenado que estoy, que me tengo que fumar un cigarro a las ocho de la mañana”, teniendo en cuenta que, quizá, no sea el primero de la mañana. El hecho de ser vistos es irrelevante.

Algunos de esos alumnos, no por seguir el ejemplo de esos profesores, y aunque no serán profesores, tendrán 30, 40 y 50 años, año arriba, año abajo, y estarán condenados, por su chulería, a tener que fumarse un cigarro a las ocho de la mañana, si no antes.

10 febrero 2007

Encuesta retórica

El otro día vi que en 20minutos hacían una encuesta/votación de esas tan jugosas: “¿Han convertido los medios en un circo mediático la muerte de Érika Ortiz?”, a elegir entre sí y no. Y hoy echándole un vistazo veo, dentro de la noticia sobre el tema, un enlace: “Deja tu pésame”, ante lo cual suponemos primero y aseguramos después que se trataba de una “encuesta retórica”.

Spanish Trans

Hace un rato me he instalado la aplicación SpanishTrans, que nada tiene que ver con transexuales españoles (aunque habrá gente que llegará aquí buscando ‘transexuales’ en el Google), sino que tiene que ver con spanish translator, también conocido como traductor. El creador de la aplicación es Carlos Orden. Free software.

Dentro de poco me paso al Linux, así que ya sabes, Jony.

08 febrero 2007

La conspiranoia de la muerte cuasirreal

Que digo yo que yo hubiera hecho lo mismo, porque digo yo que si porque tu hermana, tu prima o tu cuñada se case con un ser anacrónico, heredero de una institución anacrónica y obsoleta, que ya sólo cumple funciones apócrifas y falsas a cambio de dinero real y auténtico, no anacrónico en cambio; que digo yo que si porque tu hermana se case con el principito vienen todos los porculeros de la prensa que llaman rosa pero que yo llamaría marrón por ser éste el color de la mierda, más apropiado por tanto para designar el tipo de actividad que realizan, dado que se trata de una actividad diarreica, nauseabunda y purulenta; que digo que si por eso vienen todos los porculeros de marras a darte por culo y a meterte cámaras y micros por el sitio por el que más pasión sienten ellos, léase por el culo; pues digo yo que yo habría hecho lo mismo, quiero decir que yo también preferiría haberme muerto, y lo digo porque lo que sí que digo es que yo soy buena gente, y o me pego unos tajos y me muero o me compro un par de fusiles y les meto las balas por el pecho a los porculeros de marras que no te dejan en paz, pero no sólo a los porculeros que llevan las cámaras y los micros y te persiguen por la calle, sino a los porculeros que los mandan y que están sentados en una mesa y que van de listos y de que lo que hacen es de interés general, como el fútbol, que digo yo que qué interesante la vida de la gente que vive a costa de esos programuchos que viven a costa de los famosuchos que viven, como vengo diciendo, en una simbiosis perfecta, una retroalimentación que da asco, porque digo yo que si no ves que viven del cuento, que hay gente que se deja los cuernos currando y que los listillos de la prensa marrón y los listillos del mundo del famoseo se retroalimentan; pero lo que también te digo es que la culpa es tuya por no cambiar de cadena cada vez que ves ¿noticias? de la prensa marrón, dado su olor, gusto, tacto, sonido y apariencia, aunque también te digo que si esas marroneces te llenan el espíritu, está bien, sigue adelante, pero quizá deberías pasar más tiempo hablando con tus amigos, y si no tienes te los buscas, que también tienen vida, y seguro que más interesante y sobre todo más real que las de los periodistuchos marrones y que las de los famosuchos marrones. Digo yo. Y lo digo porque yo, con tal de no matar a tanta gente me habría cortado el cuello, para morir de una forma perfecta, dada mi perfección. Y lo peor, digo yo, la gran putada, es la ironía del destino: te pasas unos años esquivando a los buitres de la prensa marrón y cuando te mueres, como no puedes decidir, ahí los tienes, llenándote otra vez de mierda.

02 febrero 2007

Guiños ecologistas

Resulta tremendamente gracioso ver noticias como ésta. En la versión en papel del diario ‘La Verdad’ se lee, debajo de la foto de la Catedral, que el Ayuntamiento de Murcia al apoyar el apagón hizo un “guiño” ecologista, que tiene hipocresía, digo... gracia, la cosa.

Un “guiño” ecologista. Pero pregunto yo: ¿para qué guiñan un ojo ahora si llevan años con todos los ojos cerrados ante la destrucción de espacios protegidos? Quiérese decir que ayer, durante cinco minutos, abrieron un ojo, pero como tenían todas las luces apagadas no vieron nada y todo se queda como está. Como decían unos: "¿A quién pretenden engañar si todo sigue igual?"

01 febrero 2007

Conspiranoia de los cinco minutos de hoy

Que digo yo que podría ser que los cinco minutos de marras (esos que van de las 19.55 h. a las 20.00 h.) en que mucha gente va a apagarlo todo o casi todo; que digo yo, pero, vamos, es un decir, que quizá los aproveche alguna gran empresa necesitada de energía para comprarle a la suministradora eléctrica la energía sobrante de esos cinco minutos, que presumiblemente puede ser mucha, digo yo, pero, vamos, es un decir conspiranoico, aunque quizá a nadie se le ha ocurrido aprovecharse del buen hacer de la gente, porque, vamos, en este mundo nunca nadie se aprovecha de las buenas intenciones de la gente, digo yo, pero también digo que podría ser o no ser, he ahí la cuestión. Aunque también digo yo que qué se puede hacer en cinco minutos con tanta energía, que no lo sé yo decir porque no es que yo sepa mucho de energía eléctrica y cosas del estilo, pero digo yo que algo se puede hacer, o no, he ahí la misma cuestión, digo yo.