27 marzo 2007

Carril bici, no: una razón en dos partes

Por fin puedo decir, tras mucho cavilar y más dormir, la razón incontrovertida por la cual en esta ciudad, al igual que en muchas otras, no se hará jamás un carril bici para que el común de los ciudadanos pueda ir a su trabajo cabalgando ese vehículo de dos ruedas, dos pedales, un manillar, un asiento (el asiento es fundamental, señores), una cadena y cero depósitos de gasolina.

La razón no es otra, digo yo, que la presión que ejercen, por una parte, las empresas que se dedican a la venta de coches, digo yo, porque en caso de que fuese posible circular por la ciudad en bicicleta con una seguridad, digamos, igual al cien por cien, no todas las familias, o al menos no el setenta y siete coma siete por ciento de las familias, tendrían dos coches, que son los que necesitan papá y mamá para ir a trabajar, digo yo, porque en todas las familias, o al menos en el mismo porcentaje antes alegado, papá y mamá trabajan en sitios distintos, creo yo. Sobraría con un coche para los desplazamientos de kilometraje considerable, pero seamos sinceros: ¿cogeríamos el coche si pudiésemos ir de una punta a otra de la ciudad en bicicleta, con este sol que nos ilumina los días y las noches? A esta parte de la razón hay que sumarle el negocio que deriva de otros colindantes como empresas aseguradoras, construcción de aparcamientos con las consiguientes adjudicaciones de obra, grandes movimientos de dinero, en definitiva.

Por otra parte, y ésta es, digo yo, la parte más importante de la razón, la presión que ejercen las empresas que se dedican a la venta de carburante, porque en caso de que fuese posible circular por la ciudad sin gastar ni un céntimo (¡ni un mísero céntimo!) en combustible, estas empresas del petróleo y sus derivados verían disminuidos en una parte considerable sus ingresos, digo yo, y la décima parte de ambiente que nos queda, porque por mucho que digan que nos queda medio mienten: con tantos años de contaminación es imposible que nos siga quedando el mismo que había desde el comienzo de la existencia la Tierra, donde ya sólo quedaba medio; que digo que la décima parte que nos queda se conservaría mejor, quizá incluso rejuvenecería, digo yo, pero, vamos, es un decir conspiranoico.

2 comentarios:

Ramón Villaplana dijo...

;)

Anónimo dijo...

Que cierto es.... Yendo y viniendo con bicis por aceras o carreteras indistintamente, te das cuenta de lo mal que se pasa "viajando" en coche. Lo pasan mal. Se pelean entre ellos, se gritan, se ponen musica para no pensar....y sin darse cuenta, ha pasado el dia con un alto porcentaje del tiempo con las manos en el volante.
Se llega a tener la sensacion de que es necesario, cuando lo "hemos" creado asi....
Todo seria mas facil sobre 2 ruedas...pero mientras exista gente que exiba con orgullo sus llantas de aleación y su nombre escrito en las lunas, poco se puede esperar.