30 septiembre 2009

Cuestión de género

Después de tocarla y manosearla durante varios minutos (¡cuántas cosas se pueden imaginar en pocos minutos!), tras mucho palparla por delante y por detrás con las yemas de sus dedos y con las palmas de sus manos (¡qué velocidad tiene la imaginación!), incluso acercando la cara a ella para olerla y notar su tacto contra sus mejillas (¡sus ojos cerrados le delatan y descubren lo que imagina!), acariciándola con sus labios (¡cómo le delatan sus labios...!); después de todo eso, mientras aspira embelesado, piensa que no sería capaz de decidirse entre si es una buena tela sin ningún género de dudas o si lo es sin ninguna duda de género, pero de lo que no cabe duda de ninguna especie es de que el género es excelente, vaya si lo es.

—Por favor, caballero —le interrumpe el encargado, que le apunta con un pañuelo de seda rojo—, se puede tocar el género, pero sin babear sobre él...

—Difcufpe —farfulla, abochornándose, y aparta la tela de sus labios. Durante unos pocos segundos (¡cuántas cosas se pueden imaginar en pocos segundos!) se queda callado, mirando a aquel chico del pañuelo rojo—... Disculpa... Me lo llevo. Todo lo que tenga..., lo que tengas, de este género... ¿Cómo te llamas? —pregunta, con el rubor aún en sus mejillas, mientras mira, delatándose con el brillo de sus ojos y con la sonrisa de sus labios, al encargado, que comienza a agitar lentamente, mientras se muerde el labio inferior, el pañuelo—.

28 septiembre 2009

Y también el sol...

Y también el sol
en el mar rïela.

La visión atea y la ilusión religiosa

El ateísmo es visión; la religión es ilusión.

La afirmación del ateo de que después de esta vida no hay nada es demasiado dura para los esquemas mentales del creyente religioso. Este creyente, que ha asumido y aceptado como un hecho normal y natural la existencia de una vida ultraterrena, suele decir que sería muy triste que después de esta vida no hubiera nada, porque, ¿entonces para qué? Unas veces el creyente utiliza el término triste; otras, desilusión; otras, incluso, mierda, o desolador.

Si comparamos la visión atea con la ilusión religiosa, ésta gana porque genera unas expectativas fabulosas (literalmente: fantásticas): ¡una vida eterna! El creyente que ha vivido imbuido en semejante ilusión es incapaz de atisbar siquiera, mucho menos de comprender, la realidad del mundo, porque esta realidad supone una desilusión enorme para quien ha crecido creyendo en una vida eterna a la que sólo tendrá acceso cuando muera.

El creyente tiene derecho a pensar como quiera (aunque no se sabe qué piensa él, porque lo que dice pensar no ha sido pensado por él, sino que es una metafísica que ha sido configurada a lo largo de dos mil años y que él ha asumido sin más), pero el creyente, en este punto, tendrá que admitir sin concesiones que él se sitúa en un punto de vista mágico, religioso, prerracional e ilógico, en tanto que el ateo se sitúa en un punto de vista realista, racional y lógico.

El creyente (irracional e iluso) y el ateo (racional y realista) se oponen, por tanto, de la misma manera que el ser humano (mortal, etc.) se opone a la idea de Dios (inmortal, etc.): una oposición frontal, absoluta, pues uno representa lo contrario del otro.

27 septiembre 2009

Asesinos en serie que matan con hambre

—Alrededor de 24.000 personas mueren cada día de hambre o por causas relacionadas con el hambre.*

* Dada la confusión reinante entre los verbos morir y matar, hay que aclarar que casi nadie muere de hambre, sino que a la inmensa mayoría la matan con hambre. Los gobiernos que no hacen nada realmente efectivo para evitar algo tan fácilmente evitable como es la muerte por hambre de seres humanos; esos gobiernos, que son todos los gobiernos, son responsables de la muerte por hambre de tanta gente... Esos gobiernos que representan a los hombres de la tierra: ¡los representantes de los hombres matan con hambre a otros hombres! ¡Nuestros representantes matan con hambre a unas 24.000 personas cada día! ¡Nos representan asesinos, pero asesinos en serie! Asesinos que no sólo matan con balas y bombas, y con fuego y armas químicas, sino que se han refinado en el arte de matar con hambre y no sentir ni mostrar el más mínimo atisbo de responsabilidad.

25 septiembre 2009

Reventadores (por cortesía de los gobiernos) de manifestaciones

Que digo yo que a las manifestaciones importantes, ésas en las que la gente se manifiesta a gran escala para reivindicar un mundo más justo y todo eso, sí, aquéllas en las que los manifestantes suelen tener ante sí un batallón de policía con cascos y con escudos y todo eso porque la manifestación tiene lugar frente a los lugares estos donde se reúnen los presidentes de los gobiernos de los países más poderosos del mundo, pues que digo yo que siempre, sistemáticamente, en todas las manifestaciones estas, las que suelen situarse frente al G-8, al G-20 o al Punto-G, para protestar contra el sistema político, el sistema económico o el sistema púbico, en todas hay un grupo de gente que las revienta, siempre encapuchados, que dices tú que sí, que pueden ser unos radicales de izquierda medio analfabetos y colocados, pues también, porque los hay, pero que digo yo, y sólo es un decir conspiranoico, que igual unos cuantos de ésos que revientan las manifestaciones son en realidad unos agentes infiltrados de algún grupo de élite creado por los gobiernos ex-profeso, o sea, a casico hecho, para reventar las manifestaciones y que la gente que las vea en las noticias sólo retenga esa impresión, eso mismo, a los encapuchados tirando piedras, cócteles molotov y quemando contenedores y coches, y que de esta manera la gente ya tenga una excusa fácil y cómoda para quedarse en sus cómodos sillones frente a la televisión, porque así no se fijan en que hay cierta gente que se mueve y protesta y reivindica un mundo donde no haya otras gentes que mueran de hambre, o de cólera, o de sarampión, o de rubeola, o de hambre, o de hambre, o de hambre, digo yo.

23 septiembre 2009

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22 septiembre 2009

Prohibiciones y prohibidores

Si llegan a prohibir fumar en los bares, espero que sean consecuentes —los señoritos del poder legislativo, que vienen a ser los del ejecutivo, que nombran a la mayoría de los del judicial— y prohíban circular a los coches y funcionar a las fábricas, porque si yo te mato con mi humo, no te matan menos los humos de los coches ni los de las fábricas.

En este punto, las prohibiciones de los políticos son tan hipócritas y tan incoherentes como en tantos otros temas. Prohíben el cannabis y permiten el alcohol; prohíben el asesinato y entrenan a asesinos; prohíben la prostitución y se prostituyen ellos mismos; prohíben el robo y roban, y prevarican, y cohacen, y malversan, y manipulan, y mienten, y se justifican y se sonríen y siguen robando.

Deberían prohibirse a sí mismos, y dictar una ley tanática que les decrete su guillotina.

Macroerotismo panóptico-confuso

El macroerotismo panóptico-confuso es aquel mundo-vorágine intensivo y extremo del erotismo donde confluyen sucesiva y simultáneamente todas las facultades y aptitudes conscientes e inconscientes de los sujetos, que se dilatan y se concentran en función de la confusión de sentidos imperante en cada momento o en cada simultaneidad de momentos, pues dentro de los confines macroeróticos el tiempo se desdobla, se indetermina o queda en suspenso, según los sentidos que se junten y se mezclen, y según qué tratos hagan o deshagan.

Si en el microerotismo sólo entran en juego el fuego y la lengua, en el macroeromundo panóptico-confuso no sólo entran, sino que también salen, con un movimiento variable en rapidez y tensión, todos los órganos —que son ya pura incandescencia— que conforman el cuerpo, desde la uña del dedo índice de la mano izquierda hasta el lóbulo más íntimamente oculto del cerebro, que para un libre nadar debe ser despojado de todo lastre del que se tenga o no consciencia.

Consciencia e incandescencia: he aquí dos asideros irrenunciables del macroerotismo, guías conspicuos de la corporeidad que se despojan mutuamente de sí mismos y se reintegran. Desprendimiento y restitución: he aquí dos momentos necesarios del macroeromundo, instantes de durabilidad indefinida que se adelantan o se superponen siguiendo siempre el ritmo de la respiración, que proporciona a cada poro una galaxia de ojos reptiles y táctiles y convierte los cuerpos en un inmenso tótem panóptico-confuso.

21 septiembre 2009

Microerotismo volcánico-lingüístico

El microerotismo volcánico-lingüístico es aquella parcelita del erotismo donde concurren simultáneamente el fuego /...la lava/ y la lengua /el susurro.../, en proporciones tan minúsculas pero con tanta concentración e intensidad que no hay voces articuladas, sino suspiros intrascendentes, instintivos, reflejos, pues la lengua no puede a la vez hablar y besar, ni hay explosión, sino crecimiento, aumento, progresión, pues siendo fuego, la lengua no puede ser palabra.

Sólo conforme crece el suspiro, cuando el fuego empieza a extenderse desde la punta de la lengua —desde donde brotan los susurros primeros y las primeras chispas— y a convertir los cuerpos en vivas e inquietas incandescencias, vamos abandonando los límites del microerotismo volcánico-lingüístico y nos adentramos en los confines del macroerotismo panóptico-confuso.

20 septiembre 2009

Hasta las gafas

Aún resollando, tuvo que agacharse para recoger la llave del suelo y, temblando, trató otra vez de introducirla en la cerradura, pero ya era tarde, porque notó en su hombro cómo una mano le agarraba con fuerza, y ni siquiera gritó, porque el terror le atenazó la mente de tal manera que no pudo mover un solo músculo ni articular un solo sonido.

Con ojos sumisos se dejó caer sobre el suelo, incapaces sus piernas de sostenerle, arrepintiéndose (mientras se lo robaban todo) de las tres cerraduras (el reloj) que había instalado (la cadena de plata) dos semanas atrás (el móvil) en la puerta de su casa (el anillo de oro de su boda) para evitar (la cartera) que le robaran (su mujer, últimamente obsesionada con la seguridad, se había empeñado), pero a él (dentro de la cartera, en un ticket del supermercado, escrito con lápiz verde de ojos, estaba el número de teléfono de la mujer morena que llevaba el turno siguiente al suyo en la pescadería, la mujer del piercing en la ceja izquierda, la de aquella sonrisa) no le había dado tiempo (el maletín) ni siquiera (el portátil) a abrir (¿Y si no volvía a encontrársela?) la segunda cerradura (hasta las gafas).

La religión contra la ciencia. Historia cíclica de una oposición continua

Del mismo modo que en la Edad Media la Iglesia se oponía a que los médicos investigasen con cadáveres, en el siglo XXI la Iglesia se opone a que los médicos investiguen con células madre.

Como se observa, la Iglesia se opone sistemáticamente a los avances de la Ciencia (como leí hace poco en Buenos presagios, de Terry Pratchett y Neil Gaiman, lo de los fósiles de dinosaurios es una broma que los arqueólogos no terminaron de pillar...), porque la Ciencia destruye y aniquila las bases de las religiones, y pone en evidencia que no son más que una sarta irracional de cuentos infantiles, falacias, mitos, relatos mágicos y leyendas.

Ésta, y no otra, es la explicación de la oposición constante de la Iglesia a la Ciencia. La fe se derrumba, claudica, muere ante la razón, de ahí que la Iglesia se vea obligada a impedir y obstaculizar con todas sus fuerzas y con todo su poder el avance de la Ciencia, la luz de la razón, la claridad del intelecto racional. Y ello aún a costa de la vida de tantos hombres y de tantas mujeres...

P. D. La Iglesia, por ejemplo, no condona la vida con condones. Condena al sida. Sencillamente, señores, el Papa, entre otras cosas, hace apología de la enfermedad y de la muerte. Niega la eficacia del preservativo (la Iglesia se opone, otra vez, a la Ciencia), no ya como anticonceptivo, sino también como protector de enfermedades venéreas y mortales, casi como los pecados, que se dividen en veniales y mortales. Es decir, el Papa miente y engaña, y difunde su mentira por todo el mundo, porque esto no es una cuestión de opinión, señores, sino un hecho científico comprobado: si lo niegas eres un tonto, un ignorante o un hijo de puta, según la intención con que lo niegues y las consecuencias de tu negación.

Cualquiera diría, entonces, que el Papa no es sino Muerte, uno de los Jinetes del Apocalipsis, que disemina su semilla allá por donde pisa y arrasa con las vidas de los hombres y de las mujeres que pueblan la tierra. Cualquiera lo diría, si no fuera porque los Jinetes del Apocalipsis no existen. El Papa sí existe, y en este punto —en el punto de su contribución al contagio y expansión de la enfermedad y de la muerte a las gentes que no usan preservativo haciendo caso de lo que dice el representante de Dios en la tierra— tiene una responsabilidad. ¿Responderá? No creo.

19 septiembre 2009

La vida y el sentido

La vida es una sucesión interrumpida y discontinua de casualidades que se producen, únicamente, porque el mundo es pequeño y limitado. Tratar de ordenarlas y darles sentido es una pura obsesión metafísica, al igual que es una pura obsesión metafísica tratar de buscarle un sentido a la vida más allá de la vida misma, más allá del vivir, del estar vivo, del estar viviendo.

P.D. Al sentido de la vida hay que añadir los sentidos del cuerpo (que son seis: vista, oído, gusto, tacto, olfato y cerebro), que nos permiten disfrutar —¡y de qué maneras, señores, de qué maneras!— de la vida.

¿Hacer o no hacer?

Le bastó un par de segundos para darse cuenta de que, en realidad, aquello no tenía más importancia ni trascendencia de la que el mundo le daba, de modo que el asunto era irrelevante, y su insignificancia era tal que no podía, por más que su primera reacción fuera rechazarlo, dejarlo pasar, porque estaba allí, expuesto, exhibido ante la vista de todos, y semejante derroche de esplendor era, sin duda, una provocación, incluso un insulto, a sus ropas raídas y a sus zapatos viejos y a su estómago vacío.

Advirtió que su reacción no respondía a una iniciativa suya, sino a las directrices que le habían instalado en el cerebro a lo largo de su vida, pues desde que era pequeño le habían estado enseñando, por activa y por pasiva, que aquello no había que hacerlo porque estaba mal.

Pero, pensó, el mal no puede existir. Cayó en la cuenta de que el mal no es más que un invento de ellos, una invención que, de tan arraigada como estaba en el mundo, se tomaba como algo natural y evidente.

Así pues, una vez que tuvo clara la distinción entre lo que el mundo exigía y lo que él deseaba, actuó en consecuencia, y lo deslizó bajo su abrigo. Salió de la iglesia disimulando tanto que sólo cuando alcanzó la calle se dio cuenta de que silbaba, apretando el crucifijo de oro macizo bajo el brazo, la banda sonora de Por un puñado de dólares, que era, ni más ni menos, lo que él necesitaba.

17 septiembre 2009

El hombre que desafiaba a los transeúntes

Y sin embargo estaba sangrando. Eso sí: no sentía el más mínimo pudor. Su sangre manaba a borbotones de su nariz mientras él tosía. No tenía el más mínimo reparo en exhibirse allí, en medio de aquella plaza llena de gente. Su ropa, toda blanca, ya era de un color rojo insistente, y desprendía un olor tan rojo y tan intenso y tan densamente líquido que aturdía a todos los transeúntes que le rodeaban. Sus rostros delataban una aversión inconmensurable, pero sin embargo miraban: no podían dejar de mirar, a pesar de que sentían una repulsión máxima, una repugnancia extrema.

Miraban cómo su cuerpo se desangraba por su nariz, miraban cómo tosía con ese descaro, con esa mirada desafiante, con tanta desvergüenza que parecía un desalmado; miraban la poca consideración con que se moría, el poco aprecio que mostraba por la vida y por la muerte.

Si hasta parecía que, en los intervalos durante los que no tosía, sorbiera su propia sangre para regurgitarla a caso hecho con el siguiente ataque de tos, como diciendo me la bebo y la escupo, la vida, y me mancho la ropa, y me muero, y qué, pero con esa mirada que cualquiera diría.

Salvo mirar, ninguno de los transeúntes dijo nada, pero la mayoría hizo fotos con las cámaras de sus teléfonos. Algunos, incluso, grabaron la escena.

10 septiembre 2009

Complicaciones

Se levantó después de estar media hora esperando que sonase el despertador, se ató los cordones de los zapatos, se puso los zapatos, abotonó la camisa, se puso la camisa, abrochó los botones del pantalón, se lo embutió con alguna dificultad, masticó dentífrico, se restregó los dientes con el cepillo de dientes, se enjuagó la boca y se quitó, con unas pinzas de depilar, las legañas. Fue, antes de desayunar, a la gasolinera, y volvió al garaje de su casa con la boca llena de gasolina, abrió el depósito y escupió adentro. Repitió la operación cuarenta y siete veces, hasta que por fin, a las siete en punto de la mañana, pudo irse a trabajar. Menudo día le esperaba. Otra vez.

Se complicaba la vida de una manera...

07 septiembre 2009

Hombres-víctimas y hombres-verdugos

No hay hombres buenos ni hay hombres malos. Lo que hay son hombres que actúan dentro de las posibilidades de acción que tiene el hombre.

Hay hombres que roban, y a éstos los llamamos ladrones. Hay hombres que matan a otros hombres, y a éstos los llamamos asesinos. Hay hombres que ayudan a otros hombres, y a éstos los llamamos solidarios.

Hay, en fin, entre tantos otros, hombres que se aprovechan de la ceguera de otros hombres y dirigen sus vidas, y las ordenan, y las determinan, y las manipulan, y las formatean, y los conducen por caminos fácilmente escrutables; y si a estos hombres-víctimas los llamamos ciudadanos, súbditos, fieles, vasallos, siervos o feligreses, a aquellos hombres-verdugos los llamamos políticos, gobernantes, pastores, dirigentes, curas, líderes o papas.

06 septiembre 2009

La religión y los videojuegos: coincidencia y divergencia

Coincidencia. Al igual que en los videojuegos el jugador dispone de varias vidas, en la religión el individuo tiene, además de la suya, otra vida, con la ventaja insuperable de que esta segunda vida es eterna, opción que en el videojuego sólo puede lograrse con el truco que da al jugador la invulnerabilidad.

Divergencia. Mientras que en los videojuegos el jugador es —salvo enfermedad mental— plenamente consciente de que vive una ficción temporal que acaba cuando termina la partida, en la religión el individuo —debido a su alienación— es plenamente inconsciente de que vive una ficción que acaba cuando termina la vida.

Figuras retóricas II: “Los caminos del Señor son inescrutables”

En la oración “Los caminos del Señor son inescrutables” se aprecia la figura retórica o enfermedad mental llamada esquizofrenia, que consiste en atribuir a un ser ficticio las cosas que ocurren en la vida de las personas, principalmente aquellas desgracias y catástrofes que fastidian, hieren, destruyen, humillan, aniquilan o hacen sufrir al ser humano.

04 septiembre 2009

Figuras retóricas I: “La fe es ciega”

En la oración “La fe es ciega” se aprecia la utilización de la figura retórica llamada hipálage, que consiste en referir un complemento a una palabra distinta de aquélla a la que debería referirse lógicamente.

En este caso, hay un desplazamiento del adjetivo, pues “ciega” no se refiere a la fe, sino a la persona que dice tener fe.

Dictadura o sistema totalitario Iglesia Católica

Premisa 1: Toda dictadura o sistema totalitario prohíbe un gran número de libros.

Premisa 2: La Iglesia Católica prohíbe un gran número de libros.

Conclusión: La Iglesia Católica es una dictadura o sistema totalitario.

Así, por ejemplo, en el Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum de la Iglesia Católica figura la novela Madame Bovary de Gustave Flaubert, así como una gran serie de filósofos y escritores como Balzac, Zola, V. Hugo, Nietzsche, etc.

Sin embargo, el sistema totalitario llamado Iglesia Católica no prohíbe todos los libros. En su Índice de Libros Prohibidos no figura el Mein Kampf de Adolf Hitler.

01 septiembre 2009

Se vende burro

Si te interesa comprar un burro, en “El Morata” (Calle Mayor, 2, Los Dolores, Murcia, 30011, Tlfno.: 968260319) venden uno —por motivos de crisis— mejor que Platero. El precio, a convenir, seguro que es bueno, y viene así de segunda mano:

-Pocos kilómetros.
-Buena presencia y poco consumo.
-Ecológico.
-Multiusos.
-Alegre y muy dócil.
-Sonido personalizado.
-Equipado con alforjas, jarcia y aguaderas.