15 diciembre 2009

Perjudicial para la salud... de los bares


No le falta razón al de este bar de la calle de la Merced, que ha puesto un letrero en su cristalera para profetizar -a pesar de las faltas de ortografía, que yo omito- su futuro: “Aquí se puede fumar. / Cuando no se pueda fumar, / más gente al paro. / Gracias, Zapatero”.


Porque, ciertamente, van a ser muchos los bares que tengan que cerrar. Yo, al menos, a cuento de qué me voy a tomar un café en un bar si no me puedo fumar un piti, porque yo no acompaño el café con un cigarro, sino el cigarro con un café, así que ya se sabe:


No piti, no coffe.


Está bien que prohíban fumar en los bares. Eso sí: en las plazas de toros y en los estadios de fútbol, ni de coña, porque ahí hay muy poca gente, y ya se sabe que el aire va del suelo al cielo y se lleva el humo lejos, hacia arriba, porque el aire nunca va de lado y jamás arrastra el humo a las narices de las personas que están alrededor. Fíjense en este dato, politicuchos de cuatro al quinto. Aunque cómo van ustedes a prohibir fumar ahí, siendo fútbol y toros algo así como religiones nacionales: ¡El circo de los romanos! Para bobos y para sádicos.


Eso sí: como yo no voy al fútbol (ir al fútbol, siguiendo a Bukowski, es pagar para ver cómo unos cuantos tipos multimillonarios le pegan patadas a un balón…) ni a los toros (ir a los toros es pagar para ver cómo un tipo rico tortura a un toro hasta matarlo) ya no podré fumar en ningún sitio público, salvo la calle y los parques, de donde progresivamente van desapareciendo todos los árboles y todos los bancos para que la gente no se acostumbre y se quede en casita encerrada.


Casualmente, hace poco que tengo una cafetera express, y de aquí a un par de semanas me estaré haciendo unos cafés que ni en Italia, te lo digo.


Total, que no podremos fumar en sitios públicos cerrados pero, curiosamente, salvo que los papás de turno se opongan, los crucifijos se quedan en las aulas de este estado laico y aconfesional de mentira. Pues fíjense de nuevo, politicuchos de nueve al décimo: más perjudicial para la salud es un crucifijo que un millón de cigarros. Yo, al menos, prefiero morir con una consciencia clara de la realidad antes que vivir en una inconsciencia absoluta.

01 diciembre 2009

No son accidentes / son a propósito

OooooonoMATOpeyas
con algUnas lEtras mayÚsculas
entre s:gn.s de pvntvAc¡ón…

¡Abordaje! ¡Semáforos abiertos!

[¡Ojo! ¡No ha oído / visto la luz sonar!]

Los dos pedos del claxon y su dueño
tocabocinas raudo / automático
con el cambio de luz / cambio de chip.
¡Qué prodigio en su testa desangrada
por aceleramientos tan profundos
que lo hunden en la nada / en el vacío!

Pero ahora lo adelantan: refunfuña,
farfulla / aúlla / grita / y salpica /
y clava más a fondo su cerebro
sobre el pedal / el suelo / el concreto
¡inconteniblemente!
el rostro comprimido / arrugado
reducido a la mínima expresión
de la cordura / ¡loco enajenado
al ser sobrepasado pisa a fondo
y avanza, pero estampa contra el muro
su estampa y su legado!

Antes de caer por siempre sus párpados
vio qué era una ambulancia,
luz naranja saltando los semáforos.

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