28 agosto 2010

Y al principio fue el GTA


He aquí un fotograma de la película The visitor (muy recomendable: una bofetada al sistema racista de inmigración de Estados Unidos) en el que se puede apreciar la irrupción y constante presencia del GTA en la vida y en la muerte. Ya lo dicen las sagradas escrituras: "Y al principio fue el GTA", por lo que los más insignes teólogos concluyen que la vida humana está hecha de pequeñas partículas cuya unidad conforma el ser superior al que llamamos GTA y que podemos encontrar en la calle o en el cine, en un bar o en una estación de tren, porque la realidad fue hecha a imagen y semejanza del GTA, y el hombre, sus acciones, su tecnología y sus ciudades no son más que un difuso reflejo de la existencia primera y fundadora del GTA.

24 agosto 2010

La realidad vuelve a superar la ficción

¿Recuerda el cuento de Julio Cortázar titulado "La autopista del sur"? En él se relata un atasco que dura días, semanas, meses..., hasta el punto de que la gente empieza a practicar el trueque y a organizarse para la supervivencia, allí, en medio de la autovía, en medio del atasco. Leemos en el cuento: "El ingeniero no encontró a nadie que pudiera ofrecer agua, pero el viaje le sirvió para advertir que más allá de su grupo se estaban constituyendo otras células con problemas semejantes; en un momento dado el ocupante de un Alfa Romeo se negó a hablar con él del asunto, y le dijo que se dirigiera al representante de su grupo, cinco autos atrás en la misma fila".


Pues ésta es la situación que se está viviendo actualmente: en una autovía que conduce a Pekín llevan parados desde el día 14 de agosto (estamos a 24), y no saben cuándo saldrán de allí. Leemos en la noticia: "Los conductores atorados en el tráfico pasan el tiempo durmiendo, caminando o jugando cartas. Los pobladores locales hacen negocio vendiendo sopas instantáneas, almuerzos y botanas."


(Aquí la noticia, y aquí el cuento).

¿Dios? Literatura fantástica

Aquí pego un fragmento sumamente interesante de la entrevista que Barone hizo a Borges y Sábato:


« Barone: ¿Y que opina de Dios, Borges?

Borges: (Solemnemente irónico) ¡Es la máxima creación de la literatura fantástica! Lo que imaginaron Wells, Kafka o Poe no es nada comparado con lo que imaginó la teología. La idea de un ser perfecto, omnipotente, todopoderoso es realmente fantástica.

Sábato: Sí, pero podría ser un Dios imperfecto. Un Dios que no pueda manejar bien el asunto, que no haya podido impedir los terremotos. O un Dios que se duerme y tiene pesadillas o accesos de locura: serían las pestes, las catástrofes...

Borges: O nosotros. (Se ríen.) No sé si fue Bernard Shaw quien dijo: God is in the making, es decir: "Dios está haciéndose".

Sábato: Es un poco la idea de Strindberg, la idea de un Dios histórico. De todas maneras las cosas malas no prueban la inexistencia de Dios, ni siquiera la de un Dios perfecto. Usted acaba de insinuar que cree más bien en los budistas. Si un niño muere, de modo aparentemente injusto, puede ser que esté pagando la culpa de una vida anterior. También es posible que no entendamos los designios divinos, (que pertenecen a un mundo transfinito), mediante nuestra mentalidad hecha para un universo finito.

Borges: Eso coincide con los últimos capítulos del libro de Job.

Sábato: Pero dígame, Borges, si no cree en Dios ¿por qué escribe tantas historias teológicas?

Borges: Es que creo en la teología como literatura fantástica. Es la perfección del género.

Sábato: Entonces, suponiendo que fuera el Gran Bibliotecario Universal, ese bibliotecario que toda la vida soñó ser, Borges pondría en el primer lugar la Biblia ¿no?

Borges: Y sobre todo un libro como la Summa Teologica. Es una obra fantástica muy superior a las de Wells. (Sonríe.)

Sábato: Claro, Wells es demasiado mecanizado. Un poco la literatura fantástica de la Revolución Industrial.

Borges: Sí, tengo discusiones con Bioy Casares sobre eso. Yo le digo que es más fácil creer en talismanes que en máquinas.

Sábato: Tiene razón. La invención de Morel es una obra magnífica Pero personalmente la habría preferido sin maquinarias ni explicaciones.

Borges: Habría sido mejor que eso ocurriera. Uno acepta un talismán, digamos un anillo que hace invisibles a los hombres; en cambio Wells tiene que recurrir a experimentos químicos, y eso es menos creíble. El anillo sólo exige un acto de fe, lo otro, todo un proceso.

Sábato: Por otra parte la ciencia progresa. Einstein es superior a Newton, de algún modo refuta a Newton. Un talismán siempre es el mismo, siempre sigue valiendo. Wells era en el fondo un positivista de la literatura fantástica. »


(Aquí la entrevista completa)

03 agosto 2010

Los vengadores interinos

— Pues sí, señores, todo empezó el día 28 de enero, cuando se celebra la festividad de Tomás de Aquino, Santo para la Iglesia, y cuya obra más significativa, como ustedes saben, fue la Suma Teológica, un librito de literatura fantástica en el que este tipo, citando a cientos de autores, entre los que encontramos a nuestro querido Aristóteles y a su frustrado maestro Platón, se entretiene con juegos lingüísticos en su disertación sobre Dios, argumentando -hablando en plata- que su existencia se demuestra por su definición.

» Pues bien, este día, como les iba diciendo, se realizaba en todos los Institutos de Educación Secundaria de la Región de Murcia una serie de actividades extraescolares para festejar la agudeza indiscutible de Tomasso D'Aquino, cómo le vamos a discutir sus puerilidades, y cuál no sería la sorpresa de los profesores de los distintos Departamentos de los diversos Institutos cuando, mientras mantenían la reunión previa al desarrollo de las diferentes actividades, les llevaron una gran caja de bombones, algo que les endulzó aquel día, en el que hubo también refrescos para los alumnos, cervezas para los profesores, y bocadillos y agua para todos.

» Transcurrió aquel día con la normalidad propia de uno excepcional, pero no los siguientes, pues la mayoría de profesores no acudió a trabajar: casi todos se encontraban altamente indispuestos. Algo del estómago, decían. La situación fue alarmante: apenas había diez o doce profesores como máximo en cada instituto, y a todas luces era imposible que aquel día transcurriera con la normalidad propia de uno ordinario.

» Informados los respectivos cargos políticos de la situación, y ante la evidencia de que la indisposición de los profesores no se resolvería antes de cuatro o cinco días, decidieron recurrir a las listas -preferente y no preferente- para cubrir las bajas. Y así fue como yo empecé a dar clase en un instituto.

» Acepto mi culpa por el atentado de los bombones, que iban cargados para una semana de malestar intestinal, sólo una se... ¿Cómo? ¿Que por qué el intestino? Pues sí, claro que tengo respuesta para eso, usted verá, a mí, como a Tomás de Aquino, me gustan los juegos del lenguaje y asocié interino con intestino y, bueno, usted ya comprenderá... Pero lo importante es lo que decía, escúchenme atentamente: estos bombones iban cargados para una semana, señores, como podrán comprobar analizando el material que encontrarán en mi casa, pues una semana era el tiempo que necestibaba para comenzar a ejecutar mi plan, pero, aparte de esto, única y exclusivamente admito y confieso que soy el culpable de haber estado envenenando progresivamente al profesor a quien he sustituido los últimos diez años, que ha sido el tiempo que he necesitado para ir ganando los puntos que me hacían falta para conseguir plaza en las últimas oposiciones, a las del mes pasado me refiero, pero, y préstenme mucha atención, señores agentes, porque les digo la verdad, yo no soy ningún asesino en serie: yo no he matado a todos esos profesores de cuyas muertes me acusan. El mío sigue vivo, y ésa es mi mejor prueba. Seré un cabrón y un hijo de puta, pero no soy un asesino.