05 enero 2011

Capítulo VI. Las raíces de la moralidad: ¿por qué somos buenos?

«Si no hay Dios, ¿por qué ser buenos?


[...] Me inclino a sospechar (con alguna evidencia, aunque puede ser simplista extraer conclusiones de ello) que hay muy pocos ateos en las prisiones. No estoy necesariamente proclamando que el ateísmo aumenta la moralidad, aunque el humanismo —el sistema ético asociado a menudo con el ateísmo— probablemente sí lo haga. Otra posibilidad factible es que el ateísmo esté relacionado con algún tercer factor, como la educación superior, la inteligencia o la reflexión, que podrían contrarrestar los impulsos criminales. Una evidencia de investigación como esa no apoya ciertamente la visión común de que la religiosidad está positivamente relacionada con la moralidad. La evidencia relacionada nunca es conclusiva, pero los siguientes datos, descritos por Sam Harris en su Carta a una nación cristiana, sin embargo, son llamativos:


Aunque la afiliación a un partido político en Estados Unidos no es un indicador perfecto de religiosidad, no es un secreto que los “estados [republicanos] rojos” son rojos ante todo debido a la impresionante influencia política de los conservadores cristianos. Si hubiera una fuerte correlación entre conservadurismo cristiano y la salud social, podríamos esperar ver algún signo de ello en algún estado rojo de Estados Unidos. No lo vemos. De las veinticinco ciudades con los índices más bajos de violencia, el 62% están en estados “azules” [demócratas] y el 38% están en estados rojos [republicanos]. De las veinticinco ciudades más peligrosas, el 76% están estados rojos y el 24% en estados azules. De hecho, tres de las cinco ciudades más peligrosas de Estados Unidos están en el piadoso estado de Texas. Los doce estados con los índices de robo más altos son rojos. Veinticuatro de los veintinueve estados con las tasas más altas de robo son rojos. De los veintidós estados con las tasas más altas de asesinato, diecisiete son rojos.


La investigación sistemática tiende a apoyar esos datos correlativos. Gregory S. Paul, en el Journal of Religion and Society (2005), comparó sistemáticamente 17 países económicamente desarrollados y llegó a la devastadora conclusión de que “las tasas más altas de veneración y fe en un creador se relacionan con las tasas más altas de homicidio, de mortalidad juvenil y temprana, de tasa de infecciones de enfermedades de transmisión sexual, embarazos adolescentes y aborto en las democracias prósperas”. Dan Dennet, en Rompiendo el hechizo, comenta sardónicamente sobre tales estudios en general:


No es necesario decirlo, esos resultados chocan tan fuertemente contra las afirmaciones estándar de la mayor virtud moral entre las personas religiosas que ha habido un número considerable de investigaciones posteriores iniciadas por organizaciones religiosas, en un intento de rebatir esos resultados... una cosa de la que podemos estar seguros es que si hay una relación positiva significativa entre el comportamiento moral y la afiliación, la práctica o la creencia religiosa, pronto será descubierta, dado que muchas organizaciones religiosas están ansiosas por confirmar científicamente sus creencias tradicionales sobre esto. (Están bastante impresionadas por el poder que tiene la ciencia para buscar la verdad cuando apoya lo que ya creen). Cada mes que pasa sin una demostración tal, subraya la sospecha de que, simplemente, no es así.


La mayoría de las personas reflexivas estarían de acuerdo en que la moralidad en ausencia de vigilancia es de algún modo una moral más verdadera que el tipo de falsa moralidad que se desvanece tan pronto como la policía se pone de huelga o se apaga la cámara espía, tanto si esa cámara es una cámara real en una comisaría de policía como si es una cámara imaginaria en el cielo.»


[Richard Dawkins: El espejismo de Dios, Madrid, Espasa-Booket, 2010, pp. 245-247.]

5 comentarios:

Rocío Andréu dijo...

Lo contó un profesor, pero no recuerdo los detalles, creo que era en Irlanda del Norte…
En una ciudad pequeña, por un virus o vete a tu a saber qué, se quedaron durante un par de días sin policía… Durante tres días, los habitantes no lo sabían y no se produjeron delitos, pero al cuarto día se hizo público que estaban sin policía y ardió Troya, se disparó la criminalidad… (por lo de la moralidad en ausencia de vigilancia).

Lo de la religión en las prisiones… Los árabes, como siempre, son muy religiosos…, los evangelistas (sobre todo gitanos) también, pero ¿Los “cristianos”?
A las misas en las prisiones no va ni Dios y si van es porque como se ha descubierto en más de una ocasión, una de ellas demasiado reciente, el cura les pasaba la droga XD

Arenas dijo...

Evidentemente, los ateos solemos ser personas inteligentes, reflexivas y racionales. Creo que estos aspectos son decisivos para no caer en la violencia (explícita e implícita)que predican las religiones. Por tanto, si hay algo que se pueda llamar "moralidad" o, desde mi punto de vista, integridad, coherencia, consecuencia y un largo etc., está en manos del ateísmo. En fin, que estoy de acuerdo con Dawkins y contigo... ;-)
Besos.

ed.expunctor dijo...

--> Arenas: Evidentemente. Como en todo, hay excepciones, pero por lo general el ateo tiene las cosas claras, precisamente por su formación intelectual, su inteligencia, su capacidad de reflexión y crítica, su mentalidad abierta, su coherencia entre pensamiento y acción... Estoy encontrando en el libro de Dawkins muchas cosas que había pensado, incluso alguna muy concreta que planeto en mi artículo y que él dice de pasada ;)* Besos *


--> Rocío: Fue una huelga de policía en Montreal, lo cuenta Steven Pinker:

"Como adolescente en la orgullosamente apacible Canadá durante los románticos años sesenta, yo era un verdadero creyente en el anarquismo de Bakunin. Me tomaba a risa el argumento de mis padres de que si el gobierno alguna vez rendía sus armas, se desatarían todos los infiernos. Nuestros opuestos puntos de vista pudieron comprobarse a las ocho de la mañana del 17 de octubre de 1969, cuando la policía de Montreal se puso en huelga. Cerca de las once y veinte de la mañana fue robado el primer banco. Para el mediodía la mayoría de las tiendas del centro de la ciudad habían cerrado por saqueos. En las siguientes horas, los taxistas quemaron el garaje de un servicio de limusionas que competía con ellos por los clientes del aeropuerto, un francotirador sobre un tejado mató a un oficial de policía provincial, los alborotadores entraron en varios hoteles y restaurantes, y un médico mató a un ladrón en su casa de un barrio residencial. Al final del día se habían robado seis bancos, un centenar de tiendas habían sido saqueadas, se habían prendido doce fuegos, el equivalente a la carga de catorce camiones llenos de cristales de escaparates había sido destrozada y se habían perdido tres millones de dólares en daños a la propiedad, antes de que las autoridades avisaran al ejército y, por supuesto, la Policía Montada restaurase el orden. Esta decisiva prueba empírica dejó a mis políticos en cueros..."

Añade Dawkins: "Quizá también yo soy muy ingenuo al creer que la gente sería buena cuando no son observados ni vigilados por Dios. En el otro extremo, la mayoría de la población de Montreal probablemente creía en Dios. ¿Por qué el temor de Dios no les hizo contenerse cuando los policías terrenales fueron temporalmente apartados de la escena? ¿No fue la huelga de Montreal un buen experimento natural para comprobar la hipótesis de que creer en Dios nos hace buenos? O ¿estaba en lo cierto el cínico H. L. Mencken cuando agriamente observó: "La gente dice que necesitamos religión cuando lo que realmente quieren decir es que necesitamos policías"? / Obviamente, no todo el mundo de Montreal se comportó mal cuando la policía desapareció. Sería interesante conocer si había alguna tendencia estadística, aunque fuera pequeña, de que los creyentes religiosos saquearan y destruyeran menos que los no creyentes. Mi predicción, sin fundamento, sería la opuesta." (pp. 246-247)

[Aquí no se plantea la distinción entre practicantes/no practicantes, es irrelevante que vayan a misa, se confiesen o se santigüen, sino entre creyentes/no creyentes. Creo que se sobreentiende que los "creyentes no practicantes" tienen un cacao mental que lo flipan.]


Saludos!

Rocío Andréu dijo...

:O Muchas gracias.
Está muy interesante...
Desde luego, con los datos que tenía es normal que no lo encontrara XDDD

P.d. El problema es que el número de creyentes no practicantes es –supongo- el más grande :/

P.d. A los ingresos en prisión, en uno de los formularios se les pregunta sobre su religión, y aunque no es obligatorio rellenar esa casilla supongo que muchos lo harán... Puedo preguntar que suelen poner.

Salu3

ed.expunctor dijo...

El libro de Dawkins es bastante interesante. No te voy a recomendar que no dudes en no ir a una librería para no comprártelo.

Desde luego, sería interesante tener una estadística sobre las creencias o ausencia de creencias de los presos de alguna prisión. Si tienes la ocasión de hacerla estaría bastante bien.

Salud!