23 mayo 2011

Breve crónica 22-M Acampada Lisboa, y reflexión final

El domingo 22M a las 12.00 h., nos juntamos unos cuarenta y cinco ciudadanos contados (pero contados de verdad, en las fotos; añádase un margen de error de más/menos cinco; todos españoles, salvo tres o cuatro portugueses. En la asamblea popular de esa noche alguien diría que éramos 80 o así. Me toca los cojones que algunos de los que lideran ahora el movimiento aquí en Lisboa hagan lo mismo -consciente o inconscientemente- que hacen los políticos a los que tanto critican: engordar las cifras, es decir, mentir, ser deshonestos. Lo mismo pasó con las cifras de la III Assembleia: no creo que supera las 300 personas, pero la “organización” ha puesto la cifra de 500... Ya dije que lo mío no es contar personas a ojo, pero 500 no había el sábado -el sábado me dio la impresión, y no fui el único, de que había menos personas que el viernes- y ayer domingo... Ayer domingo luego te digo las que había, cuando las cuente) y estuvimos sentados en frente del Consulado hasta las 12.30 h. Desde ese momento nos dedicamos a cruzar el paso de cebra que hay frente a la embajada durante diez minutos haciendo palmas y coreando algún que otro lema. A las 12.40 h. más o menos nos bajamos hacia Rossio, por la acera, a nuestro rollo, haciendo un poco de ruido. ¿Policías? Frente a la embajada había cuatro, que se partían al ver nuestra idea de cruzar el paso de cebra. De camino a Rossio fuimos solos. Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que no somos problemáticos, de hecho durante todos estos días sólo he visto a un chaval al que le guste liarla: el notas que encabezaba el desfile del viernes a las 19.00 h. e invadió la calzada de Avenida da Liberdade, cuando se había acordado que íbamos a bajar por la acera para evitar cualquier problema; lo peor es que la gente, en manada, también se metió en la calzada. Afortunadamente la policía portuguesa es bastante educada y permitieron la invasión, restringiéndola, eso sí, a un carril.

Cuando llegamos a Rossio empezaron a sonar los tambores y allí estuvimos un rato con la música y las palmas, moviéndonos un poco al son del ritmo de la percusión. A los pies de la estatua de Pedro IV, repleto su pedestal de carteles y pancartas, había mucha actividad: gente haciendo más carteles y pancartas para anunciar la IV Assembleia que se realizaría a las 18.00 h. de ese día. Un día soleado, un sol de justicia, que es, seamos realistas, la única justicia verdadera que vamos a ver en nuestras vidas: la del sol de justicia, que castiga sin importarle ningún tipo de circunstancias.

La cosa fue bastante tranquila y agradable. Yo estuve pululando por aquí y por allí, un rato con unos amigos, otro rato con unos recién conocidos, hablando de esto y de aquello y de lo de más allá, como se suele decir. Comimos arroz y ensalada, yo tomé un plátano de postre y luego un cafelito en una terraza a la sombra.

Cuando volví del café me encontré con que empezaban a representar una farsa: subido sobre una silla, con unas torres empresariales simuladas atrás, un hombre con la cara pintada de blanco y un sombrero de copa negro con el signo del dólar dibujado en blanco, se dirigía a grupos de personas que representaban diversos pueblos: Irlanda, Islandia, Portugal... Después de hacerles saltar, o tocarse la nariz, o arrodillarse, los mandaba a que ellos mismos se amordazasen, o metiesen la cabeza en una bolsa de la basura, y ellos, voluntariamente y sin protestar, le obedecían. Pero el pueblo de Islandia, en un momento determinado, se quitó la mordaza y empezó a protestar. Todo acabó con que los demás pueblos se pusieron en pie, demolieron las torres empresariales y engulleron al banquero...


Después, no sé cómo, me vi metido en una ronda: con los tambores a dar un paseo desde Rossio hasta Bairro Alto, para anunciar la Assembleia de las 18.00 h. Fue un paseo lúdico-festivo, que estuvo bastante bien, sin duda por los tambores. Llegamos hasta la Praça de Camões y nos volvimos. ¿Policía? Nada, sin policía. Nos vieron, preguntaron y nos dejaron, aunque lo cierto es que apenas hay tráfico por las calles que fuimos, y menos siendo domingo.

Llegamos a Rossio casi a las 18.00 h. Antes de la asamblea me pillé una Sagres para bebérmela mientras estaba allí sentado, y me la bebí y me fumé unos pitis mientras escuchaba, miraba y observaba, no sólo a la gente que cogía el megáfono o el micrófono, sino a la gente que estaba allí sentada, o en pie, y también a la gente que cogía el micrófono cuando no lo tenía entre las manos, y los gestos de complicidad que se hacían entre algunos de ellos.

Como el lector supondrá, si leyó bien el título de este texto, aquí viene la reflexión final. Y es que en este movimiento hay un problema de fondo que lo vicia todo: la intencionalidad marcadamente política y pretendidamente disimulada de algunos, o como pretendía ayer la ignorante de turno que desconoce el funcionamiento del sistema lingüístico y el principio de economía que rige el funcionamiento de las lenguas: algunos y algunas, o algunos con arroba... La ignorancia sí que es el principal problema de la humanidad, pero es normal: el sistema construye ciudadanos ignorantes y sin capacidad de pensamiento crítico, y esto se ve, como no podía ser menos, también en estas asambleas, manipuladas en ocasiones por oradores con experiencia. Pienso en una tipa a la que calé desde el primer día (para lectores portugueses: quiero decir que desde el primer día me di cuenta de sus intenciones) y que ha intervenido en todas las asambleas, se nota que tiene experiencia hablando en público y lo hace con energía. En la del primer día soltó el sintagma “revolución socialista”; en la del segundo día, mientras hablaba, estuve pendiente de las expresiones de las caras de la gente: no se veían muy convencidos, pero haciendo uso de una retórica barata -pero que funciona- la tipa pasó de su discurso ideológico a enunciar una serie de consignas ya coreadas: não é a nossa dívida... Y así, la multitud (la multitud de 300 personas) aplaude enfervorecida, enfática, sin tener en cuenta la cuestión importante que había planteado...

Como decía, este va a ser el principal problema de fondo: personas con ideologías políticas muy concretas, y concretamente de izquierdas, que van a impedir que a estas asambleas acuda gente de todos los estratos sociales y de todos los pensamientos políticos, que es de lo que se trata.

¿Queréis un manifiesto que convoque a la gente, a la mayoría de los ciudadanos? Ese manifiesto sólo debe tener un punto, quizá relativo a la corrupción política. ¿Qué ciudadano no va a estar de acuerdo en eso? No estará de acuerdo quien tenga trapicheos con la administración pública y con los políticos... La necesidad de acabar con la corrupción política es uno de los pocos puntos en los que, creo, estará de acuerdo la inmensa mayoría de ciudadanos, en la medida en que perjudica a casi todos, pues sólo beneficia a unos pocos. Si los políticos y sus amigos no nos robasen, todos seríamos ricos.

Más allá de ese punto, todo es entrar en debates políticos -generales o concretos- que no van a conseguir aglutinar a la inmensa mayoría de la población y que sólo van a dar publicidad a unas cuantas personas que gustan del protagonismo y que quizá creen que a estas alturas de la Historia van a realizar una revolución socialista. De hecho, la gran mayoría -por no decir la totalidad- de la gente que acude a Rossio es de izquierdas, salvo algún que otro curioso. Y si tenemos en cuenta que en Lisboa hay 500.000 habitantes y que, siendo generosos, a la asamblea de ayer domingo asistieron 500 personas, dicha asamblea sólo representa al 0.1% de la población de Lisboa. Si ampliamos a la población del área metropolitana de Lisboa, que ronda los 2.700.000 habitantes, el porcentaje de representación baja al 0.018%. Es jodido, pero es lo que hay.

Yo fui con ganas, pero sin perder de vista la realidad, que es mucho mas jodida que una cifra: el sistema está tan bien construido que nada se sale del sistema, porque el sistema todo lo regula, todo lo contempla. Sólo podemos salirnos a nivel individual. La política -y esto no deja de ser política- es lo que tiene. Mi opinión con respecto a la política ya la conocéis, y si no rebobinad el blog. Fui con ganas y hasta me metí en la comisión de comunicación, pero en la reunión a la que asistí hubo una cosa que no me gustó nada por lo que implica de deshonestidad, y que en vez de causar indignación provocó carcajadas.

En la asamblea de ayer hubo una chica española que leyó un resumen de un texto (este texto) que encontró en internet y que era una crítica al movimiento Democracia real ya. No sé si el auditorio portugués entendió algo, me dio la impresión de que no mucho, pero la de esta chica fue una de las intervenciones más interesantes que se produjo: hay que leer, hay que informarse, estudiar las críticas que se formulan al movimiento, leer críticamente la información y someterla a juicio, e ir a las asambleas habiendo leído informaciones de la más diversa índole... Pero creo firmemente -sólo es una creencia- que no es el caso de la inmensa mayoría de asistentes...

Este movimiento se planteaba como un lugar donde encontrar la unión, y yo fui dejando en suspenso, no entrando a debatir muchas cuestiones: no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que se proclaman en manifiestos y propuestas, pero pensé que quizá -¡quizá, quizá!- también la gente dejaría en suspenso ciertas cuestiones para encontrar la unión.

Por ejemplo, dejé en suspenso la cuestión religiosa: el manifiesto pretende aglutinar a creyentes y laicos en la lucha, pero eso es imposible a partir de determinadas concreciones de objetivos. Quien ha redactado el manifiesto no tiene en cuenta que no hay posibilidad de conciliar el ateísmo con la religión: el religioso por su ignorancia y el ateo -el ateo radical- por su lucidez, jamás van a conceder en esa cuestión, y esa es una de las cuestiones que, con certeza, más afectan al malestar de la sociedad: la religión es el primero de los males de la humanidad, y está en la base de todo el sistema: el sistema se ha construido a partir de la religión. La religión lo infecta todo, todo lo corrompe, todo lo pervierte. Y en este punto jamás habrá acuerdo. Nunca. Yo no voy a aceptar una sociedad religiosa, esquizofrénica, que rinde culto a seres ficticios e impone normas morales con rango de ley (¿sabías que más de la mitad de la población de Islandia cree en la existencia de las hadas y los elfos? De la misma manera, aquí mucho más de la mitad de la población cree en la existencia de Dios...), aunque tenga que vivir en ella, ni el religioso va a aceptar una sociedad realmente laica que le impida imponer sus normas absurdas. Y ahí sí que harían una guerra, una cruzada: el día que la Iglesia vea amenazado su reino, su dinero, habrá mártires... Pero eso no ocurrirá nunca, porque los gobiernos y los dirigentes de todo el cotarro son religiosos, porque ellos mismos son unos engranajes del sistema: han sido adoctrinados para perpetuarlo.

En fin, que si los portugueses que hay en Rossio (los ciudadanos portugueses que realmente desean un cambio verdadero y significativo en la sociedad; desde la primera asamblea, la del jueves por la noche, quedó claro -no creo que nadie lo dudara- que el movimiento aquí es cosa de los portugueses, que conocen más o menos su situación político-económica y social) quieren que ese movimiento siga adelante, deberían plantarse seriamente ante ciertas intervenciones que con su retórica fácil, de manual primario, pretenden mover los ánimos de la asamblea, y definir claramente un único objetivo con el que esté de acuerdo la inmensa mayoría de portugueses. No se puede pretender afrontar esto ni con optimismo ni con pesimismo, sino de una forma realista: el sistema no se puede cambiar (salvo, como escribí hace unos días, con la guillotina: sangre, mucha sangre, y aún así el sistema luego volvería a restablecerse, porque el poder corrompe a quien lo detenta y el dinero pudre a quien lo toca... Toda revolución es tan efímera... Muere cuando se derroca el poder establecido, momento en que el revolucionario se convierte en funcionario...), pero sí se puede cambiar una parte del sistema, y para cambiar una parte del sistema hay que empezar por un punto muy concreto y definido. Las generalidades no sirven para nada, al menos no sirven para reunir gente en la plaza. La gente necesita algo muy específico: una motivación muy concreta. Y con eso quizá, y sólo quizá, los ciudadanos levanten el culo del sofá y se sacrifiquen durante unas semanas o unos meses. Pensaba el otro día, y lo comentaba con alguien, que hay mucha gente que se pasa la vida sacrificándose por la vida eterna que no existe y es incapaz de sacrificarse durante unas semanas por esta vida que tenemos, y la vida de sus hijos, y la de sus nietos...

Cuando vuelva a la tierra en que nací, lo que sucederá en breve, veré cómo está la cosa por allí y lo que se puede hacer... Espero que cuando vuelva aún se mantenga, aunque tengo mis dudas, porque va a hacer un calor que no te digo ...

Salud.

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5 comentarios:

MEG dijo...

Interesante resumen y reflexión final. Yo no sé dónde vamos a acabar aquí y, sinceramente, no le veo mucho más futuro allá de un par de semanas y de un grupo más o menos definido de gente con pensamientos de izquierdas. Al final, todo cansa y llega el verano y las altas temperaturas y las acampadas se irán deshaciendo poco a poco, aunque ojalá me equivoque.

Lo que más me ha molestado de todo este movimiento que se ha movilizado es que, en el fondo, en las urnas, se ha producido una mayoría aplastante de la derecha española, sin tener en cuenta el desgaste político que podrían tener los políticos corruptos, en el fondo, la gente ha votado contra el PSOE por la mala política económica que ha hecho para afrontar la crisis.

Arenas dijo...

Muy bueno y muy claro. El problema, como bien dices, es que la gente se pierde en un montón de generalidades tan grandes que no se puede aspirar a cambiarlas, por lo menos en principio.
De acuerdo completamente contigo. Yo vuelvo a Murcia mañana, aunque regresaré de nuevo a Génova, y veré cómo están por allí los ánimos.
Ci vediamo! ;-)*

Victor dijo...

No se quien eres (aunque nos conocemos seguro) pero he de darte la razón en casi todos los puntos...el movimiento es sustancialmente diferente al de España de base, por la politización oculta que este tiene. Solo hay que ver que durante el día y la noche que apenas hay gente suficiente, siempre los mismos dando el cayo...y a la hora de las asambleas aparecen "l@s de siempre" (valiente estupidez de debate el del genero, uno mas, con todo el respeto) solo a soltar su verborrea por el micrófono, y en el caso de la persona que tu describes, usando poco más que demagogia barata e ideas utópicas e irrealizables.
En España se ha intentado aunar a la mayor cantidad de gente posible en los discursos, manifiestos...y aquí es justo lo contrario, se pierden en los detalles mientras 4 de ideas fijas intentan llevarse al huerto a las muchedumbres, y como eso no cambie, el movimiento morirá mas pronto que tarde.

Cristian dijo...

Bien, adoro las críticas. Pero si relees tu propio artículo como si tú mism@ no lo hubieses escrito dime dos cosas:

Por que no aprovechas tu maravillosa visión critica para aportar propuestas en las asambleas??

Identificas claramente varios problemas, se te ocurren soluciones??

Yo tampoco he pasado buenos momentos en las reuniones de comunicación, pero sigo ahí sabes? No te quedes tú tb en tu sofa y no te amordaces a ti mism@. Ven y habla!!

NOTA: soy decididamente apolítico, siento que no me representan desde el momento que no me preguntan si quiero pagar y tirar bombas sobre otros paises.

Abraço

ed.expunctor dijo...

--> MEG, a ver si el campamento de Murcia dura más allá de hoy... Lo importante, en cualquier caso, no es tanto el campamento como las ASAMBLEAS, y que la gente se reúna todos los días dos o tres horas, y cada vez acuda más gente.

--> Arenas, ya me contarás cómo está la cosa por allí...

--> Víctor, creo que sí nos conocemos, si te veo hoy (ayer no te vi) te digo quién soy :)

--> Cristian, por la experiencia que he tenido en mi trato con portugueses durante estos días, al no ser mi portugués fluido, o al no ser yo portugués, no me hacen mucho caso, de modo que escribo esto, sinceramente, para que algún portugués que esté allí y esté de acuerdo con estos planteamientos los ponga de manifiesto ante la asamblea.
He planteado una solución: buscar un único punto concreto y específico que pueda aunar y congregar a la mayoría de ciudadanos portugueses. Y creo que ese punto podrías ser el de la corrupción política. Si se consigue que se investigue realmente la corrupción, todo lo demás va detrás, hasta la parte de deuda que no corresponde al pueblo portugués...

¡Salud!