21 abril 2012

Repsol YPF


Tenemos a los gobiernos de los países europeos y al de Estados Unidos buscando medidas para sancionar a Argentina por haber nacionalizado una de esas superempresas que campan a sus anchas por el mundo.
Quizá algún día los gobiernos de los países europeos y el de Estados Unidos busquen medidas para sancionarse a sí mismos, a sus superempresarios y a sus banqueros por haber arruinado las economías de sus propios países.

Reformas y sacrificios: los “tiempos duros” como figura retórica

Son tiempos duros, dicen, como si los tiempos fueran algo más que segundos que se suceden inexorables uno tras otro. En realidad, lo que se produce en la expresión “tiempos duros” es un desplazamiento calificativo, una figura retórica conocida con el nombre de hipálage: “duros” no son los tiempos, sino los rostros de los banqueros, superempresarios y políticos que han hundido el país en la ruina. Así que, en el fondo, “tiempos duros” ha venido a sustituir la expresión “caraduras” que siempre ha descrito de una forma superficial a los BaSuPo (banqueros/superempresarios/políticos), porque, en el fondo, los BaSuPo no son caraduras, en absoluto: son delincuentes inmunes e impunes.
Cometen delitos a diestro y siniestro y nunca les pasa nada. Pasean por los telediarios y por los periódicos sus caras y sus delitos, sus fraudes y prevaricaciones, sus tráficos de influencias y sus cohechos, sus atentados contra el interés general y sus violaciones de derechos constitucionales, y nunca les pasa nada.
Y esa es la cuestión: NUNCA PASA NADA.
Entonces, ¿con qué legitimidad, con qué cara aparecen ahora en tromba con un tono paternalista-religioso diciendo que NOSOTROS (no ellos) TENEMOS QUE HACER un pequeño sacrificio económico debido a la crisis económica de la que ellos son los únicos responsables? Con la legitimidad que les otorga su cara dura, sin duda. Porque si fueran honestos, si fueran decentes, ellos deberían renunciar al 90% de su sueldo y vivir, durante los próximos veinte años, con sus ahorros millonarios; o mejor: si fueran honestos, si tuvieran un mínimo de dignidad y responsabilidad, ellos deberían llevar a cabo un suicidio colectivo, todos dentro del Congreso, con sus trajes y sus corbatas y sus tarjetas de crédito; un suicidio en masa que se recuerde en los telediarios y periódicos de los próximos tres años.
En estas situaciones es donde la religión encuentra su más alta razón de ser. La religión enseña que el sacrificio es bueno (cuando el sacrificio es dolor) y que el trabajo dignifica (cuando el trabajo es comida, ropa y cobijo), así que, dada la profundidad con que el pensamiento religioso ha invadido los cerebros de los ciudadanos, encuentra explicación el hecho de que la inmensa mayoría de personas de este país todavía se limite a protestar entre dientes; que todavía mire al suelo, sin ver que allí delante hay esperando restricciones y reformas mucho más duras; hay, aguardando su turno, supresiones de derechos, de garantías y de servicios públicos que hemos conquistado y pagado durante los últimos treinta y cinco años.Llevamos treinta y cinco años pagando. ¿Para qué? Para ser estafados y expoliados por "nuestros representantes".
Pero el sacrificio es bueno y el trabajo dignifica, así que los ciudadanos de este país en ruinas van a sacrificarse, porque es bueno, y van a trabajar, porque dignifica, y así van a sustentar y a mantener el tren de vida de los políticos, superempresarios y banqueros que viven a costa de los que trabajan y se sacrifican.
Así visto, políticos, superempresarios y banqueros son parásitos. Obtienen, con diferencia, muchísimo más de lo que dan, porque únicamente dan miseria, ruina y puñaladas.

14 abril 2012

Propuesta definitiva de los dirigentes del poder político-económico: vinculación del derecho al trabajo con la obligación a la muerte

Estos agentes que determinan el rumbo de nuestra sociedad están planteándose muy seriamente vincular el derecho al trabajo con la obligación a la muerte. La finalidad de la medida –que supondría un considerable avance desde el punto de vista de la adquisición de derechos y obligaciones definitivos e irrevocables– consiste en garantizar que el dinero que los políticos, banqueros y empresarios no nos roban, nos defraudan o nos expolian sea suficiente para cubrir las necesidades básicas (alimento, excluidos los huevos, el caviar y otros bocados de lujo) del 99.9% de la población.
Es evidente que si los políticos, banqueros y empresarios no nos robaran el dinero que producimos con nuestro trabajo, y no defraudaran miles de millones en sus actividades económicas (aunque sólo defraudan porque después se amnistían sus delitos o se sobreseen los procedimientos jurídicos que se incoan en su contra); decía, es evidente que en ese caso, todos los ciudadanos tendríamos un nivel de vida bastante considerable: todos seríamos ricos. Pero eso no les gusta a los viejos ricos ni a los ricos recién llegados, que gustan de la exclusividad. Los diamantes pegados en los zapatos son algo exclusivo. Y no todo el mundo puede llevar zapatos con diamantes pegados, porque entonces los niños que extraen los diamantes de las minas tendrían que trabajar tanto que morirían extenuados y, finalmente, no habría niños que extrajesen los diamantes de las minas, así que se ve, claramente, que los políticos, banqueros y empresarios nos roban, nos estafan, nos expolian y defraudan inmensos capitales para evitar que los niños mueran.
En definitiva, con la nueva medida, un trabajador, que ha gozado durante toda su vida de su derecho al trabajo (independientemente de que haya o no trabajado: la existencia del derecho no implica la necesidad –ni la posibilidad– de su ejercicio), gozará, desde el primer día de su jubilación, de la obligación a la muerte, de forma que tendrá la obligación apremiante de darse muerte en tal fecha.
En previsión de aquellos trabajadores que hayan gozado del derecho al trabajo y no asuman su obligación de morirse, se están previendo nuevas medidas que autorizan a cualquier persona a ejecutar esta obligación en aquellos individuos que, pillos ellos, no la asuman. Asimismo, se prevén recompensas. El portavoz de los políticos ha dicho que aquel individuo que realice tal aplicación de las leyes matando a un extrabajador ya jubilado y no muerto, gozará de una semana extra de vida tras su jubilación. Una medida, sin duda, alentadora.
Evidentemente, de estas medidas quedan exceptuados los políticos, banqueros y empresarios. ¿Pero por qué?, se preguntará el lector. Bien. El lector debe comprender que no comprende nada del mundo, de modo que es mejor que siga como hasta ahora y que ponga la televisión. En la cuatro están dando un programa muy interesante. No se lo pierda.

01 abril 2012

Declaración de antihumanidad

Estimados y pusilánimes conciudadanos:

Ante vuestra ausencia de sangre;
ante vuestra incapacidad para desnudar y delatar la mentira;
ante vuestra capacidad para admitir toda norma impuesta por quienes han sido elegidos como representantes por apenas una cuarta parte y que, sin embargo, imperan de manera absoluta;

ante la consagración extremadamente distópica que está tomando el rumbo de esta sociedad donde ahora se premia incluso a quienes defraudan, porque ya se premiaba a quienes robaban, e incluso  algunos asesinos han sido premiados por esta sociedad enferma y sádica;
ante vuestra memoria de pez;
ante vuestra creencia de que, como la historia informa sobre el pasado, no hay que mirar hacia atrás ni reprochar a ninguna persona ni a ninguna empresa nada de lo que hizo hace cinco años o hace quince siglos;

ante vuestra ignorancia supina;
ante vuestra ceguera absoluta;
ante vuestra sumisión radical;

no puedo sino declarar
vuestra indeleble derrota,
vuestro ineluctable fracaso,
vuestra inexorable indigencia,
vuestra infalible miseria,
que será perpetua y eterna en vuestros hijos y en vuestros nietos,
presentes y futuros esclavos financieros de un sistema económico en un mundo monetario donde el ser humano ya no es siquiera número, sino solo herramienta, instrumento o utensilio que sustenta con su trabajo el lujo y la pompa de los dirigentes dementes de este sistema esquizofrénico;

puesto que teméis infinitamente los mordiscos y los zarpazos de sus Perros Guardianes, a quienes dan el rimbombante nombre de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero que tan solo son mercenarios infectados por la Sarna y el Odio y la Rabia, Santísima Trinidad de esta Democracia;

ante vuestra corrupción: la del comerciante, la del empresario, la de todos aquellos que declaran sólo lo que quieren y tienen contabilidades negras, pues no verás racistas monetarios (sino todo lo contrario: los más célebres racistas aman el dinero negro, aman el engaño, lo que es tanto como decir que adoran expoliar a sus conciudadanos de aquella riqueza que garantizaría un bienestar máximo y absoluto para todos; pero también ante vuestros pequeños hurtos cotidianos, los de aquellos ciudadanos que trabajan para el Estado y se llevan un bolígrafo de la oficina o una caja de pañales del hospital, pues vosotros también estáis robándonos las victorias conseguidas);

ante la condición de vuestra humanidad,
me declaro antihumano,
profundamente antihumano,

pues qué tengo yo que ver con vuestra derrota,
con vuestra miseria,
con vuestra indigencia,
con vuestro fracaso.