Jia Xin,
ciudadana de Zhangye, en la provincia de Gansu, nació bajo el signo de la
confusión y del espejismo, al igual que les ocurría a todos los ciudadanos de
la República, pero no todos experimentaban plenamente los problemas que podía
acarrear la astrología de su cultura, milenaria como el pequeño maestro, rígida
como el junco y estratificada como los campos de arroz, por ello su vecino Hui
Nang, monje budista del Templo de Dafo, publicó un opúsculo, escrito con pluma
de ganso, donde prevenía sobre la necesidad imperativa de consentir la
contradicción y la paradoja en aquellos ciudadanos que sufrían el conflicto
irresoluble de sus tres signos del horóscopo.
Desde bien
pequeña, Jia Xin tuvo serias dificultades para tomar la más mínima decisión.
Por ejemplo, para ir a cualquier lugar (el jardín, la panadería, la escuela, el
baño) dudaba entre seguir el camino del sur o el del oeste, y cuando se
decantaba por uno se encontraba con una inexplicable reticencia a seguirlo
porque una extraña fuerza en su fuero interno la empujaba hacia el norte, lo
cual le ocasionaba incomprensibles pérdidas de tiempo e insufribles gastos de
energía, así como alguna que otra caída, a lo que se añadía su
irreductible negativa a dirigirse hacia el este, una dirección que jamás fue
aceptada por sus pies.
Jia Xin se
veía inmersa en un espíritu de caos y de contradicciones que se manifestaban
especialmente en su carácter, que podía pasar del pacifismo más absoluto a la
violencia más desatada, como atestiguaba el hecho de que, en primer curso de
sus estudios primarios, el insolente Yun Zhe acabase con una pierna rota tras
insultarla diciéndole que era una tozuda indomable como el
cuarto caballo del Buda, mientras que la incorregible Zin Wei, que la llamó
perra del Naraka, recibió, en cambio, un enorme abrazo y un
beso fraternal en el sexto chakra.
Con el paso
del tiempo y la acumulación de comportamientos erráticos, Jia Xin acabó
ingresada en un psiquiátrico. Yun Zhe fue solo el primero de los trescientos
treinta y tres ciudadanos de Zhangye heridos por la incongruente conducta de
Jia Xin, que pasaba de la alegría más incontenible a la furia más inclemente y
destructiva.
Diagnosticada
con trastorno bipolar y esquizofrenia por uno de los médicos más prestigiosos
de la provincia de Gansu, fue recluida durante el resto de su breve vida en el
establecimiento local de salud mental, donde murió tres meses despues, a la
edad de cuarenta y cinco años, al intentar cambiar de dirección cuando iba al
baño: trastabilló, cayó al suelo y se abrió la cabeza.
Un año
después de su muerte, Hui Nang reptó hasta el sanatorio y mató con su pluma de
ganso envenenada al médico que encerró a Jia Xin por no tener en cuenta las
enseñanzas del horóscopo, tal como las había predicado medio siglo
antes en su opúsculo. Y es que Jia Xin, alegó Hui Nang en el juicio, nació
el 2 de febrero de 1971 en Zhangye, bajo la combinación metal-perro; por la
hora de nacimiento, su animal secreto era la rata y, debido a la longitud
solar, su animal interno era el caballo, todo lo cual explicaba, de manera
congruente y lógica, las incongruencias y los sinsentidos de la vida de Jia
Xin.
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