Los has visto. Sabes que existen, que están ahí, pero hasta ahora no habías sido consciente de su presencia. Forman parte de una de esas informaciones que capta tu cerebro pero que no eres capaz de advertir: de ese millón de unidades de información que entra a tu cerebro cada segundo, ésta no forma parte de las cincuenta unidades que percibes conscientemente.
Se trata, como reza el título, de las pegatinas de cerrajeros que hay en el tubo junto al portal de tu casa, ese tubo por el que bajan los cables que se adentran bajo tierra.
Y se trata, como tendrás ocasión de comprobar, de una regla que no admite excepciones: en todos los tubos que hay junto a los portales de los edificios o de las casas, en todos, y de arriba abajo y de izquierda a derecha, hay pegatinas de cerrajeros, aunque a veces se infiltra alguna de reparaciones de albañilería o electricidad o fontanería, o cualquier otro intruso, ya se trate de talleres mecánicos o de prostitutas eclécticas, pero ahí están las de los cerrajeros, imponiéndose por mayoría aplastante, dominando toda la geografía del tubo.
Y no sólo en Murcia. También en las demás ciudades vas a poder comprobar esta invasión de pegatinas de cerrajeros que se aberronchan contra el metal vivo...
Actualización. El día siguiente a la publicación de esta entrada, leemos en el periódico La Verdad, de Murcia, las quejas de una vecina al respecto:
Sin embargo, intuimos que esta vecina se queja por vicio, pues, como cualquier ciudadano de a pie puede observar, los cerrajeros no tienden a pegar sus pegatinas en los mismos portales, salvo deshonrosas excepciones para el gremio, sino en los tubos de marras y, como mucho, en el buzón de basura de publicidad y en la puerta metálica del cuadro de luces: por lo general, en cualquier superficie de metal próxima a todos los portales de la ciudad. Como se ve, la vinculación del cerrajero con el metal es muy estrecha.
(Días después de publicar esta entrada, llegó una visita al blog desde Barcelona, que buscaba en Google "no más pegatinas de cerrajeros":