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Zakopane (Polonia) |
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05 diciembre 2015
18 agosto 2015
17 agosto 2015
14 agosto 2015
04 mayo 2013
Rumiante
Qué debería,
qué no debería. Quizá un a lo mejor
sea mejor que un tal vez, pero quizá
sea preferible un quizás a cualquier
otra cosa. El tiempo, relativo, sigue su marcha, absoluta, hacia el desenlace.
Hay quienes se
ufanan de su ignorancia y son felices en su falacia y condenan a su estirpe a la misma felicidad falaz.
Pero hay también quienes se afanan en su inconformismo lírico y no
puede evitar que sus labios tracen una sonrisa sardónica al atravesar una calle
inmóvil en un día de lluvia: condicionamiento húmedo de la población.
¿Un día
de qué? Un día de estos sería un mal
decir, así que mejor digamos un día como
hoy, claro, como siempre, o nublado, para variar. Y es que vivimos en un hoy
perpetuo, he ahí destapada la gran mentira del tiempo; el dolor será el mismo,
sin embargo, pero también irá muriendo.
A partir de
hoy, consecuentemente, me hago rumiante. Devorador de hojas de hierba, como
aquel barbudo que cruzaba Norteamérica cantando a los ríos, a los lagos, a los
árboles, etcétera, pero yo, que solo tengo un estómago, tendré que aprender a digerir
con la garganta, con la faringe y hasta con las cuerdas vocales.
21 octubre 2012
01 enero 2012
04 agosto 2011
De despedida
as malas maletas a bagagem
lo vivido los recuerdos lo visto y olido
de avião de comboio de carro ou a pé
el tiempo la vida el resto
tudo
todo en el equipaje
el Tejo la Baixa el aire
el Atlántico los raíles
los cafés la arena
siempre la arena
los miradouros los adoquines
adjetivo plural Imperio
y el humo entre cursivas
mesmo tudo
teatros actores y textos
cuatro líneas de metro
un tranvía y medio
un eclipse sin clepsidra
una navaja una historia
gente gente gente
de acá de allí de allá
vidas pasos paréntesis
antes / arteria / después
un cordel y siempre
cuentos libros palabras
lo vivido los recuerdos lo visto y olido
de avião de comboio de carro ou a pé
el tiempo la vida el resto
tudo
todo en el equipaje
el Tejo la Baixa el aire
el Atlántico los raíles
los cafés la arena
siempre la arena
los miradouros los adoquines
adjetivo plural Imperio
y el humo entre cursivas
mesmo tudo
teatros actores y textos
cuatro líneas de metro
un tranvía y medio
un eclipse sin clepsidra
una navaja una historia
gente gente gente
de acá de allí de allá
vidas pasos paréntesis
antes / arteria / después
un cordel y siempre
cuentos libros palabras
20 junio 2011
14 abril 2011
Próximo destino: Génova
Próxima paragem: Génova (14/29)
Duas semanas a falar italiano.
Ci vediamo domani!
Duas semanas a falar italiano.
Ci vediamo domani!

20 marzo 2011
03 marzo 2011
11/02/2011
La vida es una sucesión de casualidades interrumpida por su ausencia. El once de febrero estaba en Murcia y acabé con Arenas en el Thader, centro comercial, donde fuimos a hacer algo de cuyo nombre no quiero acordarme. Aprovechando el kiosko que hay por ahí en medio al aire libre dijimos de tomarnos un café y fumarnos un piti. Cuál fue mi sorpresa al apoyarme en la barra para pedir dos cafés -a la camarera más inútil con la que he tropezado en mi vida- y observar esto:

Y digo: "Coño, Café Delta, éste es uno de los cafés que tomo en Lisboa". Así que cuando fui de Lisboa a Murcia me encontré con Lisboa en Murcia, y el día de la confluencia era capicúa: 11-02-2011.

02 marzo 2011
Tarde de escritores
Ayer por la tarde fui a unas charlas en el Instituto Cervantes. Correntes d'escritas. De camino vi un edificio en la Rua Alexandre Herculano y decidí comprármelo, pero una cosa es lo que decido y otra lo que hago, así que me limité a echarle una foto:




Los libros en Portugal son MUY caros. Al finalizar el acto tenían una mesa con el libro de Kirmen Uribe titulado Bilbao-New York-Bilbao, en la traducción portuguesa Os dois amigos, unas 250 páginas, para venderlo, pero a 16 €...
24 febrero 2011
23 febrero 2011
Sol & Flamenco
Desde que salí de casa, el sol se empeñó en perseguirme por todos los recovecos de la ciudad. Durante mi trayectoria en metro fue tanta la intensidad con que me iluminaba que me vi obligado a bajarme cuatro paradas antes de mi destino. Anjos. Pero allí no había ningún ángel, sólo sol, inclemente, despiadado. Me quité la chaqueta tras andar unos metros por la Rua Almirante Reis. ¡Me quité la chaqueta! Bajé hacia Intendente y, poco después de pasar la boca de metro, crucé la calle para tomar un café a la sombra: tanta era la potencia solar que ya ni ganas tenía de tomar un café al sol, sino todo lo contrario.
Ante la disyuntiva de seguir hacia Martim Moniz y continuar andando o volver al subsuelo, y tras consultarlo con mi estómago, me sumergí en la tierra y me tragó el gusano de hierro, del que conseguí salir a la altura de Baixa-Chiado, donde encontré un restaurante en el que asesinar por unas horas los rugidos de mi barriga.
Después de dos cafés con leche (el primero me lo tomé en la terraza del quiosco de la Praça de Camões: lo pedí y, cuando fui a sentarme, no había ninguna mesa libre, pero antes de ir a pedirlo había dos, así que, no estando dispuesto a tomarme el café sentado en un banco sin respaldo, le pregunté en portugués a una señora si le importaba que me sentase en su mesa: "Eh..., eh..., está ocupado, estoy esperando a alguien", me respondió en madrileño. En la mesa de al lado había un tipo y le pregunté lo mismo, y él sí estaba solo, así que me senté, y mientras me sentaba pude ver que trataba de ocultar el porro que se estaba haciendo mientras simulaba leer el periódico.
El segundo café cayó tres cuartos de hora después, en la terraza de Intermezzo, junto a Fábula, dos bares muy chulos que hay escondidos en el patio interior de unos edificios, en Rua Garrett, me lo sirvieron en un vaso más alto que el libro que estaba leyendo -Soy leyenda, de Richard Matheson- y ancho como una botella de agua de litro y medio: aquello no era uma meia de leite, sino una entera... Con estos dos cafés me leí el libro, pero en el desplazamiento entre café y café me compré, porque pasé por delante de una librería, A felicidade no crime, de Barbey D'Aurevilly), me dirigí a este palacio:
Después de dos cafés con leche (el primero me lo tomé en la terraza del quiosco de la Praça de Camões: lo pedí y, cuando fui a sentarme, no había ninguna mesa libre, pero antes de ir a pedirlo había dos, así que, no estando dispuesto a tomarme el café sentado en un banco sin respaldo, le pregunté en portugués a una señora si le importaba que me sentase en su mesa: "Eh..., eh..., está ocupado, estoy esperando a alguien", me respondió en madrileño. En la mesa de al lado había un tipo y le pregunté lo mismo, y él sí estaba solo, así que me senté, y mientras me sentaba pude ver que trataba de ocultar el porro que se estaba haciendo mientras simulaba leer el periódico.
El segundo café cayó tres cuartos de hora después, en la terraza de Intermezzo, junto a Fábula, dos bares muy chulos que hay escondidos en el patio interior de unos edificios, en Rua Garrett, me lo sirvieron en un vaso más alto que el libro que estaba leyendo -Soy leyenda, de Richard Matheson- y ancho como una botella de agua de litro y medio: aquello no era uma meia de leite, sino una entera... Con estos dos cafés me leí el libro, pero en el desplazamiento entre café y café me compré, porque pasé por delante de una librería, A felicidade no crime, de Barbey D'Aurevilly), me dirigí a este palacio:

En este palacio hay techos hechos para provocar tortícolis o para incitar a la gente a acostarse en el suelo y contemplarlos. Techos como éste:

Y en la sala donde está ese techo, llamada Sala dos Espelhos por estar llena de espejos (me recordó la casa de una gitana que salió en Callejeros, que tenía todas las paredes llenas de espejos) asistí al Recital de Canto e Guitarra Poesia das Três Culturas, organizado por el Instituto Cervantes*. Curro Piñana interpretó poemas místicos de Juan de Yepes Álvarez a.k.a. 'San Juan de la Cruz', Abū Bakr Muhammad Alī Ibn al-'Arabi y Šelomoh ben Yehudah ibn Gabirol, acompañado por la guitarra de Francisco Tornero, por lo que me encontré otra vez en Murcia: de allí es Ibn al-'Arabi, de Cartagena es Piñana y de Albacete es Tornero. Y aunque el reflejo de las inmensas lámparas en los espejos parecía un vulgar simulacro del sol que me había acompañado todo el día, tuve que contener las ganas que la palma de mi mano derecha tenía de empezar a pegarle a la palma de mi mano izquierda al compás del cante y de la guitarra.
En cualquier caso, quiero dejar constancia de que el concierto se puso realmente bien a partir de la mitad, cuando se levantó y se fue la señora que tenía en la fila de delante a la izquierda, lo que fue aprovechado por la señora que tenía justo delante -ataviada con un matojo de pelo rojo tirando a fucsia-, que se cambió de asiento y, por fin, pude ver al cantaor y al guitarrista, porque hasta entonces apenas los había visto más que de refilón entre matojos de pelo...
________
*Programa:
- Noche oscura (Taranta)
- Llama de amor viva (Vedial)
- El Conde Niño (Bulería) [en el programa de mano del Instituto Cervantes pone "Buleria", sin la tilde. Ejem, ejem.]
- Llévame a los viñedos (Tangos del Piyayo)
- De amor enfermo (Malagueña y Verdial)
- Janukká (Tientos-Tangos)
- Mi amor es siempre nuevo (Petenera)
- La religión del amor (Alboreá)
- El rayo oriental (Tientos)
- ¿Dónde están? (Cartageneras)
22 febrero 2011
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