Condenado al olvido,
a ser desgajado de la memoria,
apartado siempre del otro
en potencia y en acto.
No solo habito solo el mundo
sino que solo lo abandono,
con ansias de ser cemento,
al menos duradera la materia,
y no esta carne, estos huesos,
tan leves, tan frágiles,
que cuando quiera darme cuenta
no formarán el cuerpo mío,
sino varias cosas que no seré yo
ni entonces ni nunca jamás,
sólo antes, solo durante.
La conciencia.
La luz radical del darse cuenta de las cosas
con la inteligencia no lastrada por la falsa magia,
pues no existe la verdadera,
y sí la palabra que todo lo inventa,
que todo lo crea,
pero no creas todo lo que dicen las palabras,
pues también las palabras dicen 'hoy estamos muertos'
y de momento seguimos vivos y disfrutando.