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[Rafael Reig: Todo está perdonado] |
“Qué más da.
Así es la esperanza, como una cucaracha. La pisas y parece muerta, pero en
cuanto le das la espalda empieza a mover otra vez las patas. La espachurras
hasta que se deshace y, en cuanto vuelves con un papel para recoger los restos,
la encuentras correteando por el pasillo. Le echas insecticida y se contrae
hasta que cierras el bote de espray: entonces se pone a trepar por la pared.
Nunca te
libras de la esperanza, tiene el caparazón demasiado resistente, se alimenta de
cualquier cosa, se adapta a todos los medios, sabe defenderse de la agresión de
la realidad o, al menos, ponerse a cubierto hasta que escampe.
En cuanto la
casa se quede a oscuras, volverá. Si cierras los ojos, aparecerá en silencio a
tus pies. Si te tumbas en la cama, tapado hasta las cejas, se arrastrará bajo
el colchón.”