No antes caminé sobre este filo
sino descalzo y con los pies en alto:
me sangraban las manos con estilo
tan químico que a chorros el cobalto
se deslizaba lento por el filo
que mis palmas andaban, y yo falto
de sangre, también falto de asilo
donde dormir mis huesos: el asfalto
no acogía mi sangre derramada,
y yo falto de sangre y boqueando
sobre aquel filo, lívido y perdido
como aquella luciérnaga estropeada,
ella falta de luz y aleteando,
y yo falto de sangre y sin sentido.
3 comentarios:
Luz tibia la de las luciérnagas estropeadas.
No tibia, sino ausente la luz de la luciérnaga estropeada.
ole ese soneto!!! jeje
www.pincelesenredados.blogspot.com
carpe diem!!
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