Se acercan las oposiciones a Secundaria. Este año, como en las dos convocatorias anteriores, sigue sin exigirse una prueba práctica. El opositor sólo debe demostrar que ha memorizado una serie de datos y que ha realizado una programación y unas unidades didácticas.
Este criterio de excluir la prueba práctica es radicalmente contrario, ¡totalmente incompatible!, con lo que se exige a los alumnos en secundaria y bachillerato. A los alumnos se les exige una serie de habilidades y destrezas: que sepan hacer, que sepan resolver. Sin embargo, a los opositores que serán futuros profesores de estos alumnos no se les exige que demuestren que saben hacer cosas, resolver problemas concretos de sus respectivas disciplinas.
Así, puede darse el caso de que un opositor supere las pruebas de Latín y Griego sin saber analizar textos latinos ni griegos; un opositor puede aprobar las de Lengua y Literatura Española sin saber realizar análisis lingüísticos ni literarios y, por tanto, sin haber demostrado su competencia en la materia.
En cualquier caso, no es de extrañar. La incompetencia y la ineptitud de los políticos y de sus consejeros queda evidenciada otra vez, con la agravante de que va a afectar, estimados padres y madres, a la educación de sus queridos hijos.
¿Se imaginan un fontanero que conozca la teoría y la historia de las tuberías pero que no sepa arreglar el problema concreto que usted tiene en su casa? Calculen las consecuencias. Y pónganse los cinturones de seguridad.
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