13 octubre 2009

Timidez

Perfectamente
un toro mugiéndome adentro de la faringe,
o un búfalo embistiéndome la tráquea,
incluso una locomotora que descarrila por mi garganta,
o una pequeña bomba repleta de cactus que estalla tras la lengua
con todas sus flores llenas de espinas;
también
termitas carnívoras
u ortigas enredadas,
y hablando de ortigas,
quizá sea una urticaria
tan íntima y tan tímida
que aún no se atreve a salir.


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[[Nota metatímida —que de tan tímida sólo se atreve a aparecer entre corchetes dobles—. Para ti, que llegas desde Google buscando cómo superar tu timidez: sólo tienes que abrir la boca y vomitarlo todo, sin concesiones, sin contemplaciones, sin reparos, sin preámbulos ni preludios, y mientras te sale todo verás que con todo también sales tú.]]

1 comentario:

Matías Brasca dijo...

Sencillamente excelente!