"Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social" (art. 14 Constitución). Entonces, ¿por qué mi voto vale más que el tuyo, o el tuyo más que el mío, según a quién votemos o lo que votemos? La representatividad que se deriva de la ley electoral y el sistema D'Hont es una representatividad falsificada.
Esta inconstitucionalidad legalizada debe ser corregida cuanto antes. La reforma de la ley electoral debe fijarse como el primer objetivo a conseguir por el 15M. Mejorar el resultado de la participación ciudadana que se produce cada cuatro años: que la representatividad que resulte de las elecciones sea real, efectiva, que el voto de todos los ciudadanos tenga el mismo valor en cualquier lugar del territorio nacional; que ningún voto beneficie a un partido más que otro voto.
Como decía Aristételes: empecemos por el principio, como es natural. Y sólo después, cuando consigamos una ley electoral por cuya aplicación todos los votos tengan el mismo valor, seguimos hablando. Es absurda la multiplicación de manifestaciones y concentraciones que, con los más variados motivos y por las más diversas causas, se realizan bajo el auspicio del movimiento 15M o Democracia Real Ya. Es absurda la proliferación de grupos de trabajo, de comisiones y de acciones (desde medio ambiente, pasando por feminismo, espiritualidad y masajes, hasta toma la playa y permacultura, entre tantas otras) que se organizan dentro y alrededor de este movimiento ciudadano. Quien mucho abarca, poco aprieta. Puesto que “no tenemos prisa”, vamos a por un objetivo: la reforma de la ley electoral. Una persona, un voto, y todos los votos con el mismo valor.
Para eso, claro, cada uno debe dejarse sus prioridades en casa y dedicarse a una campaña de difusión de información. Y todas las manifestaciones deben tener como exigencia -llueva o truene- la misma: la reforma de la ley electoral para que mi voto tenga exactamente el mismo valor que el de mi vecino y que el tuyo tenga exactamente el mismo valor que el mío. Lo contrario, es decir, la situación actual, supone que hay ciudadanos activos de primera, de segunda y de tercera. Y de cuarta. Y de quinta.
Y hay que hacer manifestaciones, por supuesto, las que hagan falta. Que cada vez se vaya sumando más gente, conforme se avance en la labor de difusión de información a nivel de barrio, en todo el país.
Y convocar un referéndum ciudadano para dentro de seis meses.
Y después, a por el segundo objetivo: abolición de privilegios y prebendas de los políticos, que son desmesurados, los privilegios, digo, en cantidad y cualidad, y los políticos también, en avaricia y codicia, y falta de consideración y de respeto hacia los ciudadanos.
[En Portugal también se aplica el sistema D'Hont en la ley electoral, lo que determina que los votos de los ciudadanos tengan un valor diferente en función de a qué partido voten. Aquí se pueden ver los resultados....]
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