Son tiempos duros,
dicen, como si los tiempos fueran algo más que segundos que se suceden inexorables
uno tras otro. En realidad, lo que se produce en la expresión “tiempos duros”
es un desplazamiento calificativo, una figura retórica conocida con el nombre
de hipálage: “duros” no son los tiempos, sino los rostros de los banqueros, superempresarios
y políticos que han hundido el país en la ruina. Así que, en el fondo, “tiempos
duros” ha venido a sustituir la expresión “caraduras” que siempre ha descrito
de una forma superficial a los BaSuPo (banqueros/superempresarios/políticos),
porque, en el fondo, los BaSuPo no son caraduras, en absoluto: son delincuentes inmunes e impunes.
Cometen
delitos a diestro y siniestro y nunca les pasa nada. Pasean por los telediarios
y por los periódicos sus caras y sus delitos, sus fraudes y prevaricaciones,
sus tráficos de influencias y sus cohechos, sus atentados contra el interés
general y sus violaciones de derechos constitucionales, y nunca les pasa nada.
Y
esa es la cuestión: NUNCA PASA NADA.
Entonces,
¿con qué legitimidad, con qué cara aparecen ahora en tromba con un tono
paternalista-religioso diciendo que NOSOTROS (no ellos) TENEMOS QUE HACER un
pequeño sacrificio económico debido a la crisis económica de la que ellos son
los únicos responsables? Con la legitimidad que les otorga su cara dura, sin
duda. Porque si fueran honestos, si fueran decentes, ellos deberían renunciar
al 90% de su sueldo y vivir, durante los próximos veinte años, con sus ahorros
millonarios; o mejor: si fueran honestos, si tuvieran un mínimo de dignidad y
responsabilidad, ellos deberían llevar a cabo un suicidio colectivo, todos
dentro del Congreso, con sus trajes y sus corbatas y sus tarjetas de crédito; un
suicidio en masa que se recuerde en los telediarios y periódicos de los
próximos tres años.
En
estas situaciones es donde la religión encuentra su más alta razón de ser. La
religión enseña que el sacrificio es bueno (cuando el sacrificio es dolor) y que
el trabajo dignifica (cuando el trabajo es comida, ropa y cobijo), así que,
dada la profundidad con que el pensamiento religioso ha invadido los cerebros
de los ciudadanos, encuentra explicación el hecho de que la inmensa mayoría de
personas de este país todavía se limite a protestar entre dientes; que todavía
mire al suelo, sin ver que allí delante hay esperando restricciones y reformas
mucho más duras; hay, aguardando su turno, supresiones de derechos, de garantías y
de servicios públicos que hemos conquistado y pagado durante los últimos treinta y cinco años.Llevamos treinta y cinco años pagando. ¿Para qué? Para ser estafados y expoliados por "nuestros representantes".
Pero
el sacrificio es bueno y el trabajo dignifica, así que los ciudadanos de este
país en ruinas van a sacrificarse, porque es bueno, y van a trabajar, porque
dignifica, y así van a sustentar y a mantener el tren de vida de los políticos,
superempresarios y banqueros que viven a costa de los que trabajan y se
sacrifican.
Así
visto, políticos, superempresarios y banqueros son parásitos. Obtienen, con
diferencia, muchísimo más de lo que dan, porque únicamente dan miseria, ruina y
puñaladas.
1 comentario:
Lo del suicidio colectivo sería ejemplificante. Pero aquí la gente dimite para entrar en la trena y tras haber recurrido lo inrrecurrible. Razón has. Los políticos han esquilmado este país con sus decisiones mal tomadas. Han llevado a la inmensa mayoría de municipios de este país a la bancarrota, compromemetiendo lo que no tenían. Es fácil, hay ingresos y gastos. Si no hay ingresos, no deberías gastar de más, ni endeudarte. Pero claro, nos han hecho creer que se puede vivir con deuda, con mucha deuda, pero lo malo del asunto es cuando debes devolver lo que no tienes, estás entonces jodido e incluso llegan a rescatarte.
Ahora son los países los que están sin un duro, y con tanto ajuste, no hacen sino agravar la cosa, empeorar la situación, si bien, activar la economía a base de deuda, nos permite hacernos una idea de cómo puede resultar sino se hace bien.
En todo caso, creo eso de que tenemos los políticos que nos merecemos. Están ahí con los votos de los que les votan. Políticos imputados obtienen mejores réditos electorales que nunca. Con esta crísis uno podría pensar que esta trágica situación que vivimos daría lugar a la reflexión3, al debate, a fin de determinar las causas, ver qué se ha fallado. Pero nada de esto interesa a la opinión pública, basta leer la prensa. Estos son años de travesía en el desierto, para dentro de unos pocos años, volver de nuevo a calentar la economía merced al consumo y a la deuda y otra vez a empezar.
La economía es clíca, la estupidez humana también.
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