Acariciar tu piel es como el aire
suave y fresco besándome el cerebro,
embriagado por el perfume ciego
que me anega y subleva más mi sangre
que la lasciva concha de Afrodita
orgasmando inclemente sus deseos
al abrir la lujuria entre los mares:
tu magnético aroma me hipnotiza
y te esclaviza musa entre mis versos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario