Sabias palabras.
Y lo dice fumándose un canuto –aunque en la foto no se ve muy claramente– en una entrevista que le han hecho y de la que me he enterado aquí: “This stuff keeps me sane and happy. I'd say it's a great drug, but obviously it's not very healthy (...) You can't afford to smoke it if you've got anything to do (...) You've got to be in the right position to take it. You've got to have achieved most of your ambitions because it chills you out to such a degree that you could lose your ambitions (...) There's not another drug in my life that I'm glad I took, but grass (...) I think my life might be somewhere else if I'd chosen another avenue. Alcohol for instance. Christ if I drank as much as I smoked. My God, I'd be like Keith Richards”.
Esas palabras le han valido una lluvia de críticas de parte de asociaciones antidroga, cuyos portavoces beberán vino y cerveza, tomarán café –o té si son ingleses– y verán la televisión. Incluso hay un tipo que dice que los comentarios de George Michael le parecen “stupid and naive”, y otro a quien le preocupa el mensaje que “this can send out to young people”, y que “cannabis is illegal because it can be harmful, as can all drugs”.
De “estúpidos e ingenuos” tienen poco los comentarios de George Michael. De hecho son comentarios desde la experiencia, y es lo que tendrían que enseñar en el colegio a los chavales: que fumar está muy bien, te relaja y te levitabisma, pero no es saludable, ni para tu cuerpo ni para tu mente, y, desde luego, si tienes algo que hacer no fumes: si fumas no lo harás, porque entre sus efectos está la apatía, que te lleva al postergamiento infinito de los planes que tienes.
Ilegal sí que es, a diferencia del alcohol, que es una de las grandes causas legales de mortales e inmortales accidentes de tráfico. Ilegal “because it can be harmful”, como las pistolas, rifles, escopetas y munición varia que puedes comprar en cualquier tienda de la gran y poderosa Norteamérica, incluso te las regalan al abrirte una cuenta bancaria. Aquí, de momento, sólo nos regalan vajillas, despertadores, sartenes y otras baratijas. El alcohol y las armas también son harmful, jodidamente harmful, pero son legales.
Delirio: Dada la ilegalización de todas las drogas, salvo el alcohol y el tabaco, sólo los grandes y pequeños traficantes se benefician del dinero que los ciudadanos (porque, no lo olvidemos, los consumidores de drogas son ciudadanos, como tu vecino, tu primo, tu panadero, tu jefe, tu alcalde, tu presidente, tu compañero de clase, tu médico de cabecera, tu ángel de la guardia, etc.) gastan en la compra de drogas. Si fuesen legales, sería el conjunto de todos los ciudadanos el que, vía impuestos, se beneficiaría, y se matarían dos pájaros de un tiro porque, además, se acabaría a la larga con el narcotráfico.
No concluiré el post sin recordar que existe una relación directamente proporcional entre el grado de prohibición o represión de una conducta y las ganas irreprimibles, casi enfermizas, de llevarla a cabo.
1 comentario:
Me alegro de que coincidamos en destacar lo absurdo de toda esta película
Famosos y drogas: entre la histeria y la hipocresía
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