Canuto C. N. B., de 53 años, demandó al Estado por la ilegalización del cannabis, pero le ofreció la posibilidad de llegar a un acuerdo: retiraría la querella si el Estado procedía a la legalización de dicha droga. Alegó que su hija, María, de 22 años, era consumidora habitual de hachís y que, a lo largo de los siete años que lo llevaba consumiendo, el Estado no había impedido que pudiera acceder a la droga. Canuto C. N. B., de 53 años, decía ante los medios de comunicación:
- Porque vamos, si de lo que se trata es de que los chavales no puedan fumar porros, el Estado debería emplear sus cuerpos de seguridad en la lucha contra el tráfico de drogas, pero que los policías se dediquen a multar a mi hija por fumarse un porro en un parque... Eso no tiene nombre, por eso decidí demandar al Estado, porque si hay algún culpable de la multa que le han puesto a mi hija es él, por haber ilegalizado el cannabis. Si fuera legal a mi hija no la habrían multado, y díganme ustedes si mi hija es culpable de fumarse un porro, que la niña tenía 19 años cuando le pusieron la primera multa y el hachís se lo había comprado a un gitano que, a su vez, se lo compró a un guardia civil que, a su vez, se lo había quitado a unos chicos marroquíes que, a su vez, se lo habían comprado a unos compatriotas suyos que, a su vez, lo habían traído del Valle del Rif, pero ya llegó tan adulterado que mi hija tuvo dolor de garganta toda la semana.
- ¿No le parece un poco absurdo demandar al Estado por ese motivo?
- Al contrario. Si yo prohíbo que entren perros en mi casa, yo seré el único culpable en caso de que en mi casa haya perros. Pues con los porros lo mismo: si el Estado prohibió los porros, él será el único culpable de que haya porros en España.
- ¡Eso es una argumentación sofística!
- Eso no me lo dices en la calle.
- Ya estamos en la calle...
Canuto C. N. B. fue detenido minutos después por agredir al periodista que había insinuado que era un sofista. Sin embargo, en cuanto salió de Comisaría demandó al periodista y contrató una legión de abogados que ganaron el que a partir de entonces se conoció como El caso de Canuto contra el Estado. En la sentencia firme dictada por el ThC, contra la que no cabía ya ningún tipo de recurso, se dio a elegir al Estado, dada la índole política del asunto, entre: (a) Legalizar el cannabis, (b) Ilegalizar el tabaco y el alcohol. El ThC apreció inconstitucionalidad en la ilegalización del cannabis al considerar que, siendo ésta una droga blanda al igual que el tabaco y el alcohol, atentaba contra el principio de igualdad consagrado en el famoso y múltiplemente violado artículo 14 de la Constitución Española. En consecuencia, se procedió a ampliar este artículo dotándolo de un segundo apartado en el que se lee:
“14.2. Las drogas blandas son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de origen, clase, especie, calidad, aroma, tacto, gusto o cualquier otra condición o circunstancia natural o artificial”
Fuente: Aquí.
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