Anoche estuve en Ítaca con Arenas y con M2. A las diez había un recital poético. Leyó sus poemas un poeta que nació en Cieza, un vagabundo, un loco, un tal Pedro hay quien lo llama, aunque él dijo, ya en el primer poema que leyó, llamarse Nadie, y yo me acordé de Miguel Hernández, que se llamaba barro, y también hubo barro en los poemas de Pedro, y sexo del mono loco y muerte, y luz, esperanza y conciencia, y conocimiento, autoconocimiento y exilio, y retiro y ausencia, y perdón y adiós.
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