Me interroga y se preocupa.
La incertidumbre la devora
mientras hablamos de rock y de Dvořák.
Teme que persiga otros destinos simultáneos,
teme una burla,
teme un engaño.
Yo me arranco con el arco
del violín el hipocampo
y le entrego mis deseos
y mis memorias.
Y busco el eclipse de sus labios,
los cometas de sus ojos,
la supernova de sus manos.
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