[Albert Camus: El extranjero] |
«Salimos y Raymond me invitó a una copa. Después quiso que jugáramos una partida de billar y perdí por muy poco. Quiso después ir al burdel, pero yo le dije que no porque no me gustaba. Volvimos despacio y me explicó lo contento que estaba por haber conseguido castigar a su amante. Me pareció que era muy atento conmigo y pensé que habíamos pasado un rato agradable.»
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