Se mira, no se toca. Erika Seguín Colás |
Transeuntes que caminan entre fisuras, casi sonámbulos, insomnes casi; se miran como se miran los perfiles de un sueño remoto sin apenas cobertura, pero no se tocan porque se ponen en guardia frente al contacto de la persona ajena, desconocida, y se protegen el cuerpo, que es nuestra única frontera -real por física- con la realidad que nos circunda. Como dijo Oliverio Girondo, "tengo una soledad tan concurrida, tan llena de nostalgias y de rostros de vos..."
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