Viaje a la nostalgia. Leonardo Sepúlveda |
Aquella mujer se pasó varios años sentada a la orilla de un río jugando con unos barcos de papel, y ya le habría gustado a Narciso haber pensado algo de lo que ella pensaba. Narciso, que solo pudo sentirse embelesado con su reflejo, hubiera sido incapaz de imaginar que, más allá del agua, las anclas de los barcos de esta mujer se sumergían en las regiones más profundas del hipocampo y actualizaban el pasado con unos destellos de estrella fugaz.
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