25 septiembre 2008

Yonki a las tres bajo la lluvia

Son las tres y poco. Llueve. Vamos por la Avenida Rector José Loustau, llegando a la Plaza Juan XXIII ("Plaza" ya es un decir: Redonda Juan XXIII). Hay un tráfico denso como cierto tipo de humo. Una yonki —bolsa de basura amarilla al hombro, colilla en la boca, herorruina en las venas— se mete en medio de los carriles de los coches. Pasa junto al nuestro y tira una colilla a la luna delantera del coche que está a nuestra izquierda. Se pone delante, dice algo, gesticula. Iron Maiden toca su Childhood’s end. Se da la vuelta y echa a andar por en medio del carril. Los coches le pitan, pero ella sigue hacia delante, farfullando.Llega a la altura del semáforo de los coches, atraviesa los cinco o seis carriles de la redonda, cruza la hierba, atraviesa los cinco o seis carriles y llega al otro lado, con su bolsa amarilla de basura al hombro, su bolsa llena de problemas y soledad, rabia y asco, desesperación y muerte. La muerte, a la espalda, da los mismos pasos que ella.


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