31 julio 2006
28 julio 2006
La frase y la historia de siempre
La frase
D.- Te puedes tatuar todo lo que quieras, pero lo que no puedes es tatuarte la cara de una tía...
La historia de siempre
O.- Tomamos algo en el Togo, papeo y unas cervezas y ya está que mañana tengo que madrugar, así que a las once y media o las doce me voy a mi casa. Bueno, si acaso me tomo una. [...]
P.- No, yo una y ya está que mañana tengo un examen y no puedo [...]
D.- Bueno, a mí me da igual, una o dos, mañana no tengo nada.
[...]
En El albergue:
O.- Venga, vamos a tomarnos otra y ya está.
P.- Bueno, pero sólo una más, que yo tengo el examen...
D.- Nada, pues pido otra ronda en cuanto me acabe ésta.
[...]
En El café del sol, después de cuatro copas, a las tres de la mañana:
O., al camarero.- Perdona, ¿sabes si el B12 está abierto?
El camarero.- No, está cerrado hasta septiembre (...)
O.- Si nos pedimos otra más... ¿molestamos?
Total, que ya estaban cerrando y aunque no nos dijo que no, vimos que no era plan, así que nos invitó a un José Cuervo y nos fuimos a otro sitio, donde cayó la última, aunque P., como tenía el examen, no se la tomó.
27 julio 2006
Doble intento de asesinato
Tiempo: Hace un mes y medio. Cerca de las nueve de la mañana.
Hechos: Se pone rojo el semáforo de los coches, bajo los escalones, miro hacia la izquierda, veo que viene un dos caballos blanco algo rápido, el semáforo de los peatones ya se ha puesto verde, el dos caballos no tiene intención de parar, así que me paro para que pase y no me atropelle, y cuál es mi sorpresa cuando observo que el conductor del vehículo es una monja joven con gafas que, al ver que casi va a atropellarme suelta las manos del volante y se pone a santiguarse y a juntar las palmas de las manos como diciéndole a Dios, su marido: ay, ay, ay, lo siento, lo siento...
SEGUNDO INTENTO DE ASESINATO
Escenario: El mismo Puente de los Peligros, pero esta vez el semáforo que está en el propio Puente, para cruzar, yo peatón, hacia el lado de la mismísima Virgen.
Tiempo: Ayer. Mediodía. Las doce y cuarto o así.
Hechos: Se pone verde el semáforo de peatones, voy a dar el primer paso pero miro de reojo hacia mi derecha, único lugar por el que pueden venir coches, y como viene uno folladísimo no termino de dar ese primer paso y lo dejo pasar, por nada en especial, simplemente para evitar que me atropelle. Entonces doy un primer paso y, ya mi cuerpo en la carretera, veo que viene una furgoneta más follada que la monja, conducida por una tía con gafas, así que tuve que parar en seco y echarme un poco hacia atrás porque la hija de puta me llevaba pa’lante. Hija de puta, tal y como se lo comuniqué mientras pasaba junto a mí, demasiado junto a mí, pero como me puse a pensar precisamente eso, qué hija de puta, qué hija de puta, será hija de puta, no me dio tiempo a verle la matrícula, porque hubiese quedado de puta madre ponerla aquí.
25 julio 2006
Un chiste que me contaron
¿Sabéis por qué dimitió Bono? Pues porque le dijeron, dado que las relaciones entre España y Estados Unidos estaban en la cuerda floja, que casase a su hijo con la hija de Bush. Bono dijo que de ninguna forma aceptaría tal enlace.
- ¿Pero por qué no, qué más te da?, le preguntaban constantemente.
Se negó en redondo, pero no quería decir el por qué de su negación. Sin embargo, le insistieron tanto que al final dimitió y confesó la razón por la que se oponía:
-Porque no estoy dispuesto a que mis nietos se apelliden Bono Bush.
24 julio 2006
Envía un sms...
En el concurso de La 2 “Saber y ganar” hay una pregunta para que los telespectadores la respondan enviando un mensaje de móvil. Por el módico precio de un euro y pico más IVA te puedes llevar un regalito de mil, dos mil o tres mil euros. La pregunta es del estilo de las siguientes:
- ¿Cuántos dedos hay en una mano humana que no ha sufrido la amputación de ninguno de sus cinco dedos?
- ¿Cuál es la capital de España?
- ¿Una hormiga es un tigre?
- ¿Tienen alas los elefantes?
- ¿Son seres vivos los ceniceros?
- ¿Tiene Jony un blog?
- ¿Lo tiene Poison Irvy?
- ¿Qué día de qué mes murió William Shakespeare?
- ¿Quién murió ese mismo día y ese mismo mes?
Preguntas como la que sigue nunca aparecen:
- ¿Cuál era el nombre del Barón Rojo?
Con preguntas de este tipo el telespectador se siente tentado y a veces envía, por probar, la respuesta: cinco, Madrid, sí, no, por supuesto, evidentemente, 23 de abril, Cervantes. En el caso hipotético y prácticamente imposible de que tenga alguna duda, siempre puede meterse a Internet para, sin esfuerzo, encontrar la respuesta.
Es un buen negocio para la empresa: regalan algo valorado en dos o cuatro mil euros pero ingresan, mediante los sms, el doble, el cuádruple o el séxtuple. Y está muy de moda en casi todos los canales de televisión.
Así que ya sabéis: enviad un sms al 666999 con la palabra ed.expunctor espacio respuesta y entraréis en el sorteo de un café aderezado con especias. Ah, la pregunta a la que hay que responder es: ¿cuál es la pregunta a la que hay que responder?
22 julio 2006
Des/ilusiones
-Porque [el mago con su magia] puede hacer que todos seamos amigos...
Desilusiones de la juventud:
-Es imposible cambiarlo, no hay nada que hacer.
18 julio 2006
Peleas de vecinos
Juan y Susana son vecinos de Luis y María. Se pelean y dejan de hablarse. Es más: cada vez que se cruzan por la calle se pegan y se tiran piedras. Tanta es la rabia y el odio que se tienen. Pasan los años. Un día, una pedrada de Luis acaba con la vida de Susana y Juan, para vengarse, mata a María con otra piedra. Poco después Juan, ya viejo, muere.
Pero los hijos de Luis y María conocen la historia. También la conocen los hijos de Juan y Susana. Y se pelean y se tiran piedras siempre que pueden, y pasan la vida como sus padres, pero involucrando, poco a poco, a la familia de sus respectivas parejas. Así, cuando Paco, hijo de Luis y María, va por la calle con Lucía, su mujer, y con Paquito, su hijo, y se cruzan con Antonio, hijo de Juan y Susana, salen corriendo, se esconden en las esquinas y le tiran piedras, y Antonio responde con su tirachinas.
Y así pasan las generaciones. Una tras otra, y otras tras otra más. Cinco, siete, diez, trece generaciones.
Alberto es, aunque no lo sabe, uno de los últimos descendientes de Juan y Susana, y no sabe por qué se pelea con Rubén, que es, sin saberlo, uno de los últimos descendientes de Luis y María. Ninguno de los dos sabe que se están peleando porque un día Juan regó las macetas de Susana y manchó con un poco de agua y tierra una camiseta azul de María, que la tenía colgada justo debajo.
O qué coño esperaban...
17 julio 2006
Memorias fúnebres
1085, Roberto Guiscardo (aventurero normando).
1566, Fray Bartolomé de las Casas (fraile que renunció a su obispado en 1550).
1912, Henri Poincaré (matemático).
1920, Saturio Ríos (telegrafista y pintor).
1959, Billie Holiday (cantante).
1989, Nicolás Guillén (poeta cubano).
1989, Suzanne Dumesnil (pianista y compañera de S. Beckett).
1994, Sebastián Piana (músico, pianista, director y compositor).
1995, Juan Manuel Fangio (pentacampeón mundial de Fórmula 1).
2005, Lauren Aitken (a.k.a. el padrino del ska).
14 julio 2006
En el estanco
12 julio 2006
Incesto en la jaula
Estaba yo en la ducha pensando que los animales se reproducen por instinto sin seguir ninguna religión entre cuyos preceptos se encuentre el 'creced y multiplicaos'; animales somos nosotros y, como tales, la ley de la naturaleza nos afecta igualmente, con la salvedad de que podemos retrasar y eludir la inclinación natural, pero el instinto está para que, a pesar de los intentos de elusión o retraso, tengamos descendencia, de ahí los penaltis y todo eso.
El macho copula con la hembra cuando ésta está en celo. Los humanos copulan en cualquier momento por placer. Curiosamente, si en una jaula de hámsteres un macho y una hembra tienen descendencia, tales descendientes, hermanos entre sí, acabarán copulando, aun siendo hermanos y cometiendo incesto.
Esto es, más o menos, lo que pasó en el Edén: allí había un macho y una hembra humanos que tuvieron descendientes, y a partir de ahí la cosa tuvo que seguir por las vías del incesto, de modo que nadie se tirará de los pelos si digo que, siguiendo esta mitología del Dios Hipostático, todos somos hermanos y cada vez que copulamos cometemos incesto.
11 julio 2006
Las frases de la noche
D.: Nos tomamos una y nos vamos a dormir. [...] Vamos a tormárnoslas. [...] Una más y ya está. [...]. Venga, ésta es la última [...].
09 julio 2006
08 julio 2006
Cuelan un comentario aplastante en el blog de la Conferencia Episcopal
Reproduzco un comentario que les dejé a los Makarras y una apostilla de susunkordan:
Ed. Expunctor 00:05 07/7/06
Me he encontrado en el blog de la conferencia episcopal este comentario de un tal Expósito, que lo he leído porque es de Murcia, o eso dice:
"Escrito por Expósito LÓPEZ RUIPÉREZ-MAVIAS de Murcia (ESPAÑA) el 06 de julio de 2006.
Asunto: "Pequeña y gran Iglesia" (Mons. Juan Piris):
A mí también me ha conmovido terriblemente el accidente de VAlencia, donde han muerto 41 personas. Qué rabia da, y qué impotencia. Rezo para que Dios los acoja en su seno. También rezo para que deje de morir cada dos segundos una persona de hambre, y cada dos minutos una persona de sida. Rabia me da, e impotencia. Yo no puedo hacer nada. Sólo rezar. Pero quien tenga dinero y poder, por el amor de Cristo, que haga algo. Que se arruine socorriendo a los moribundos. Que les permita utilizar medidas preventivas para evitar el contagio. Que les dé de comer. Sólo rezo para que Diosperdone."
Paralelismo lingüístico improbable
Tuno bueno, tuno muerto
A las cinco de la mañana.
Ignacio Sánchez Mejías murió a las cinco de la tarde.
Estos tunos deberían morir ya, inmediatamente y sin más dilación: a las cinco de la mañana. Ya han baladrado doscientas canciones de mierda que no conozco, y algunas que sí que conozco: "me va, me va, me va, me va la vida" y "bamboleo, bambolea, porque mi vida yo la prefiero vivir así". Pues a mí la vida ahora mismo no me va y prefiero morir, o sea, soñar, y mi vida prefiero vivirla ahora mismo durmiendo, o sea, sobando, jodiendo con Morfeo y su puta madre.
07 julio 2006
El Bosque Ensombrecido (y V)
Las teorías restantes no las reproducimos porque carecen de todo interés científico y sus conclusiones no son más que divagaciones fruto de la imaginación de ciertos especímenes de científicos, carentes de todo tipo de reconocimiento a nivel siquiera planetario, que pretenden únicamente llamar la atención con hipótesis que entran de lleno en el terreno de lo absolutamente posible, lo cual nos obliga, sin más, a desecharlas.
Para concluir señalaremos, a modo de homenaje a los que hicieron posible la elaboración de este artículo, que todos aquellos que entraron alguna vez en su interior abandonaron pronto la existencia y de sus restos no nos queda más que el recuerdo de un silencio, pues en el Bosque Ensombrecido sólo pueden existir Ellos, Sus Sombras, el agónico chirrido de las chotacabras y la umbrosa luz que, naciendo en las lagunas de Su Espíritu, todo lo anega, como lluvia que la tierra funde con la piedra en procesión perenne de cálidos alientos que envuelven Sus sacrílegas miradas...
06 julio 2006
El Bosque Ensombrecido (IV)
IV
Otras investigaciones apuntan a un origen sacrílego de la umbrosa luz del Bosque Ensombrecido. Se trata del estudio llevado a cabo por el Dr. Fastuoso Fálicus Mihus, eminencia reconocida a nivel macrocósmico en Copulología Sudorífica. El examen llevado a cabo por el Dr. Fastuoso se concentra en una región del bosque a la que nadie accedió y cuya existencia aún no ha sido determinantemente acreditada, salvo por unos dibujos realizados por el propio Doctor en cortezas de escuálidos sauces. La teoría del Dr. Fálicus Mihus subvierte todos los órdenes imposibles establecidos hasta ahora y supone una degradación de lo racional entendido como medida considerable de lo admisible.
Comenzaremos, ante la imposibilidad de reproducir el dibujo realizado por el Dr. Fálicus Mihus, cuya visión costó la ceguera a todos aquellos que intentaron mimetizarlo, por una descripción realizada por el legendario pintor Kolorenous Lenzé, que perdió la vista en su intento de plasmar las líneas malditas esbozadas por el Dr. Fálicus. Según nos cuenta Kolorenous, la región abarca aparentemente apenas dos metros cuadrados; sin embargo, dentro de ella podría explotar una bomba atómica y sus ondas sólo provocarían, a lo sumo, un ligero catarro a las hormigas que, perdidas, transitan por esta zona del bosque. Dentro del espacio delimitado por el Dr. Fálicus, señala Kolorenous que se erige una suerte de cama de mármol de cuerno de elefante etéreo donde tienen lugar los más infames actos habidos en la creación. El mármol levita a escasos diez centímetros del suelo y el agónico chirrido de las chotacabras suena a sinfonía divina sobre la marmórea cama. A pesar de la riqueza de detalles que inundan la corteza de sauce dibujada por el Dr. Fálicus, el insigne pintor Kolorenous es incapaz de describirlos y añade que, en caso de poder hacerlo, se negaría, pues tal acto supondría una herejía apocalíptica que costaría al universo la existencia.
A continuación se transcriben los apuntes que el Dr. Fastuoso Fálicus tomó en un extraño cuaderno de hojas transparentes. Debido a esta circunstancia hay palabras cuya identificación ha resultado inverosímil a los más eximios filólogos del cosmos: tales palabras se indicarán bien entre paréntesis, con un número que indicará el número de palabras inaceptables, bien con una palabra probable pero no segura entre interrogantes entre paréntesis.
“No sé el tiempo que llevo oculto entre estas hojas secas observando la imposible cama de mármol, pero mis ojos están hace tiempo llagados. Ahora conozco el auténtico origen de la umbrosa luz de este ensombrecido bosque. Su procedencia es infame, y vulnera todos los principios éticos del cosmos; la fuente de luz bien podrá ser considerada como blasfema, y el mecanismo que la genera se estimará como la mayor herejía del universo. A los ojos humanos, el acto generador de la luz umbrosa no podrá ser concebido sino atendiendo a premisas indecidibles según parámetros supralógicos.
Todo aconteció la undécima noche de luna creciente y sol menguante, pues en esta región del bosque convergen simultáneamente el sol y la luna de forma permanente, si bien estos dos astros se limitan a reflejar la luz que les llega del bosque, pues carecen -anticipémoslo ya- de luz propia. Dos sombras, siluetas de forma humana, surgieron de las piedras. Me atrevería a afirmar categóricamente que eran Sus Sombras, pues las hojas del suelo se apartaban a Su paso y las ramas de los árboles entraban en una erección inapelable que duraba lo que duraba Su presencia. Sus Sombras subieron a la extraña cama de mármol que, sin embargo, se hundía como colchón acuático bajo Su peso. Y ahí, en tan incomprensible escenario, llevaron a cabo el acto de la cópula desenfrenada, (¿cromática?) y milagrosa. Los sonidos que brotaban de Sus Sombras agarrotaron los poros de mi cuerpo y estuve a punto de morir asfixiado. Las chotacabras desplegaron sus negras alas para tapar sus ojos. Durante el número místico Sus Sombras se confundieron y en la reanudación de la cópula se fundieron. Fue en el instante mismo del clímax conjunto cuando nació la luz umbrosa en toda su intensidad: Sus Sombras explosionaron y se fragmentaron en miles de millones de inabarcables copos de umbrosa luz que arrasó invisible todo el Bosque Ensombrecido renovando la umbrífera iluminación. Entonces las chotacabras plegaron sus alas, las ramas de los árboles perdieron la erección y las hojas secas del suelo cubrieron el sendero que habían abierto para que pasaran Sus Sombras. Mis poros se abrieron y pude respirar mejor que nunca. Me acerqué a la cama y me senté sobre ella: estaba tan dura como puede estar de duro el mármol.
(3257 palabras incomprensibles).
Las (¿potencias?) de sus (¿arremetidas?) provocaron el desmoronamiento de la cama de mármol y la desbandada de las chotacabras que no miraban, así como el entrecruzamiento de las erectas ramas de los árboles. La Sombra de Ella se tragó cual anaconda devoradora la Sombra de Él, comenzando por la sombra de tu sombra, o la sombra de la tuya, y acabando por la de sus pies. La forma de la Sombra de Ella experimentó entonces una libidinosa metamorfosis: aumentó de tamaño y una protuberancia pénica surgió de entre la sombra de las piernas de Ella. A continuación, mientras acariciaba la pequeña perla excitada bajo su ombligo con su mano diestra, la siniestra incrementaba el ritmo de bombeo sobre su recién nacido miembro, gimiendo gemidos inconexos hasta el grito último, justo antes de orgasmar la Sombra de Él dentro de su orgasmo sagrado.
(5467 ó 6567 palabras -según divergentes opiniones- indescifrables).
(...) y entre ráfagas de suave brisa dorada bebió de la sombra de su cara luminosa sal y umbrosa agua cuyos reflejos en sus ojos (¿de divinos augurios?) me cegaban (35 palabras imposibles) y las partículas deslumbrantes se disgregaron, violando todos los objetos con sus rayos etéreos”.
A pesar de que el Dr. Fálicus Mihus escribió veintitrés hojas más, nos encontramos con el mismo problema que en el caso de la Dr. Lash Zibia: utiliza una escritura imposible de traducir por no ser conocida por ninguno de los expertos cósmicos, con la única excepción de los símbolos “₪EҐ3Ю” que parecen referirse a una dimensión relativa a la extraconciencia, aunque nada podemos asegurar al respecto. A salvo queda la última de las hojas en la que el Dr. Fastuoso escribió en latín clásico su testamento, si bien la traducción es irrelevante para el tema que nos ocupa.
(Continuará)
05 julio 2006
El Bosque Ensombrecido (III)
III
“En el interior todo está impregnado por una semioscuridad semiluminosa o viceversa, y es a esto a lo que los profanadores habrán denominado luz umbrosa, pues no es tal luz, sino una oscuridad a la que se ha añadido un porcentaje adecuado de luminosidad o viceversa, lo justo para que no predomine ninguno de los elementos, con el consiguiente surgimiento de esta semiluminosidad semioscura. Sin embargo, en mi expedición hacia las profundidades de la cueva, compruebo empíricamente que el porcentaje de oscuridad disminuye de modo progresivo a una velocidad ralentizadamente inconstante, y no sé bien si de forma inconsciente. La profundidad de esta gruta es inconcebible. Me están pasando factura los músculos del cuerpo de tanto caminar.
Llevo dieciocho días de expedición y no he cesado de andar. Cada vez es mayor la luminosidad que reina en esta cueva. Seguiré caminando. Aquí dentro parece que es de día; al menos hay más luz que la que proporciona el sol.
Menos mal que traje mis gafas de fabricación propia, factor sesenta mil trescientos dieciséis. La luz parece emanar del suelo; las paredes mismas parecen llorar luz, una luz abrumadora. Si la intensidad continúa aumentando y la cueva no llega a su fin, dentro de poco tendré que abortar la expedición, o mis ojos jamás volverán a ver otra cosa que esta luz, que parece querer agarrarse con sus dientes a mis córneas y mis iris.
¡Eureka! Ha de ser esto, sí. Lo tengo delante. Un pequeño charco de líquido espeso y sumamente odorífero que irradia la luz. Lo noto. No puedo describirlo porque no veo; hace dos días que quedé ciego, así que decidí continuar hasta el final, aunque ahora el problema es el calor. Los dedos con que he tocado el charco se han carbonizado y mi cuerpo parece consumirse entre los jadeos de los chorros de mi sudor. Este charco es, sin duda, el origen”.
El cuerpo del Profesor Manu Tigio fue, lamentablemente, hallado a diez metros de la salida de la cueva, semicalcinado y con las cuencas vacías. Nadie le dio más importancia que la derivada de la imposibilidad evidente de que explique ante el auditorio cósmico sus notas.
Dignos de ser reseñados son los apuntes que se encontraron en medio de un claroscuro del bosque, sobre unas rocas dispuestas en posiciones aparentemente obscenas. Están firmados estos papeles con un nombre que no consta entre los inscritos en la expedición, de modo que daremos por supuesto que se trata de un seudónimo. Firma una tal Doctora M. Lash Zibia. Transcribimos, sin más comentarios ni dilaciones, sus notas:
“Tras calcular los vectores de incidencia refleja tanto directa como indirecta de los rayos de esta luz umbrosa en las distintas superficies más refractoras que he podido encontrar en este bosque, en este punto y un radio de equis metros donde x £ π13 ha de encontrarse el foco de irradiación de tan singular iluminación. El punto centro se sitúa exactamente sobre esta roca con forma de altar, resulta curioso, y los primeros π metros de diámetro comprenden los seis menhires que apuntan con sus romas puntas hacia el cielo, estando este punto en unas coordenadas incógnitas sobre el plano y habiendo sido encontrado probable(que no posible)mente sólo por mi suerte.
En este punto, tras varios días de observación y de pruebas, la velocidad del viento siempre es inferior o igual a cero, y así lo indica con toda precisión el anemómetro, lo que indica sin lugar a dudas que precisamente aquí el viento: a) se detiene y lleva a cabo un rodeo; b) rebota y es devuelto hacia el lugar de procedencia; c) es absorbido.
He realizado nuevas pruebas y todos los aparatos indican que el viento es en este punto absorbido, al igual que las partículas de calina e incluso ocasionalmente alguna de las hojas secas que arrastra el viento cuando éste sopla desde el noroeste con una inclinación exacta de 24º 16’ 28” con respecto a la esquina mellada del altar”.
Había cien folios más repletos de notas que no transcribiremos debido a la imposibilidad de traducción, así declarada por los lingüistas más lenguaraces del universo: las únicas conclusiones a las que han llegado son las siguientes: que el signo “+” quiere decir aproximadamente “incongruencia ontológica” y que los símbolos “Zn^3” presuponen conocimientos de los que todo ser conocido carece.
(Continuará)
04 julio 2006
El Bosque Ensombrecido (II)
II
El ilustre Estoyas Talos, Doctor en Flexología Férrica, consideró como probable (nótese: probable, que no posible, pues tales posibilidades, como constaba en las bases básicas de la expedición de investigación, quedarán descartadas en lo sucesivo hasta nuevo aviso) que la umbrosa luz procediera en un futuro pretérito de un astro intangible que sólo brotará del firmamento bajo la conditio sine qua non de que el mismo cielo se oscurezca hasta los resquicios más intrincados, de tal suerte que la combinación de las flechas lumínicas de tal astro y la negrura abisal del techo celeste darían a luz la umbrosa luz, a pesar de la aparente paradoja insuperable por no ser ya una antítesis irreductible. El Dr. Estoyas Talos instaló su centro de investigaciones en las Minas de Hierro del Bosque Ensombrecido, como no podía ser menos, pues si fuese menos, menos habría sido la consistencia o soporte de su ser, ya que cualquier brote de viento lo habría arrastrado hacia una dirección preindeterminada por vectores de fuerza irrelevante, pues habría sido devorado por... Bueno, mejor no ponerlo nervioso y dejar que prosiga su investigación concluida, aunque parece ser, según confidentes cercanos, que se le está agotando la paciencia, o algo así se rumorea.
Otro investigador, el famoso Profesor Von Hiato, centró sus pesquisas en la subsuperficie del subsuelo, donde excavó con sus tuberculosos instrumentos prospecciones inesperadas, en busca de la causa motivadora de la luz umbrosa. Su suerte no fue muy afortunada, dadas las condiciones de la tierra, cuya humedad favoreció el nacimiento de protuberancias con una exuberancia rayana en lo hórrido en prácticamente todos los poros de su cuerpo, quedando, pues, aprisionado bajo el suelo y en continuo proceso de crecimiento; circunstancias estas ante las cuales la única opción que tuvo para comunicarnos sus conclusiones fue escribirlas en las hojas que dejó sobre la tierra, tanto en el haz como en el envés. Quiso la casualidad que uno de nuestros enviados especiales tropezase con ellas en su camino a nuestras oficinas, considerándolas como un interesante legado que debía ser puesto en conocimiento de la humanidad, a la que apenas le quedan restos de humanidad. El texto tuvo que ser reconstruido por los expertos de nuestro centro, debido al mal estado en que se encontraban ya estas hojas secas escritas con savia por el famoso Von Hiato. Ofrecemos una transcripción de la reconstrucción de su conclusión:
“Mis introspecciones en este subsuelo me hacen pensar que el origen de la umbrosa luz es precisamente este lugar en que me hallo, pues brota de cada uno de los granos de arena, ripios, detritus y piedras que aquí yacen, una intensísima luz de un color indefiniblemente claro que me impide ver más allá de mi propia retina, lo cual me da pie, aunque no tenga, a pensar que es esta potentísima luz la causante de la luz umbrosa, ya que en su ascendente camino hacia la superficie es absorbida de forma progresiva por los cuerpos corpóreos como el mío y etéreos como el de Ellos que vagan por esta subzona del subsuelo, lo que provoca que una vez que llega a la superficie, la luz ha sido atenuada hasta la extenuación, causando así la debilidad de sus haces que se encuentran en su contacto con el aire abrigados por las Sombras que bajo tierra esperan Sus órdenes, aunque es lo más sorprendente que [texto irreconstruible: tres hojas y el haz de otra] la boca sangrienta [palabras irreconstruibles] inframundanas entrañas [...] explosión de los abisales reinos [...] Tú y Yo [...] entrando [...] sonrisas [...] tuya [...] mío y abrazan sus [falta la imposible reconstrucción de siete hojas más]”.
(Continuará)
03 julio 2006
El Bosque Ensombrecido (I)
De umbroso lumine (teorías)
Sucedió que brotó, en medio de un lugar incógnito sito en un plano dimensional más allá de todo eje de localización astral o afísica, el Bosque Ensombrecido, donde dos seres, Tú y Yo, poseen de un modo absoluto un alma única e indivisible, susceptible sólo por Él de ser palpada, vista, oída, degustada y olida con los incontables sentidos de Ella.
A conocimiento de los científicos más científicos de todas las galaxias cósmicas llegó este acontecimiento inaudito e inenarrable, por lo cual dejaremos la narración para otro tiempo, que será, entonces, futuro, por ser vana la empresa de proceder a contar un suceso indefinible e indescriptible en tan pocas páginas como las que hay esparcidas en este planeta en el que ahora nos encontramos empuñando un bolígrafo cuya tinta a punto está de expirar, mas no importa, pues este relato irrelatable concluirá antes de que se agote la sangre de este escalpelo con que desangro el papel sobre el que lloro, con la consiguiente mezcla de “sal, sangre y agua”... [pausa].
Como parece que no salen ni el hache dos o ni el crúor, prosigamos con nuestro asunto. ¿Por dónde íbamos? Ah, sí, por los bolígrafos. Que como no habría tampoco suficiente tinta en el cosmos para trazar en líneas generales esta historia, procederemos a un resumen inconmensurablemente mínimo del motivo que movió a los científicos más científicos a adentrarse por unos milenios entre los espesos y estridentes chirridos agónicos de las chotacabras para investigar en el lugar de que tratamos: la umbrosa luz que umbríamente iluminaba el Bosque Ensombrecido, desde las más altas ramas de los más altos árboles que se clavan en los ojos de las estrellas más lejanas provocando su eiulatus imnterruptus perpetuus, hasta los más bajos dedos de las más profundas raíces que se adentran en las más remotas entrañas del suelo cubierto de un manto de hojas secas que se arrastra lentamente con movimiento serpenteante.
Tal fue, y no otra, la causa de la universal movilización científica. Durante unas horas, el Bosque Ensombrecido en toda su extensión accesible fue objeto de análisis científico. Las conclusiones fueron algo menos de tres trillones. Exponemos brevísimamente las más posibles (descartamos algo menos de trece billones de hipótesis por su calidad inconsistente, pues se basaban en posibilidades posibles, lo cual quedará descartado de antemano y sin que sirva de base para reclamaciones, por haber transcurrido el plazo de las quejas dentro de tres centurias y veintisiete lustros). Al grano:
02 julio 2006
Masacre mental
La muchedumbre murmuraba como una manada de murciélagos; yo mesaba mis melenas y miraba mi mano, ensimismado, mientras maquinaba una masacre mental que luego comentaré; un muchacho macilento mantenía su mirada inmóvil en la madriguera de las musas; el menda manchaba la mesa -su manía-; mengano se mentalizaba: una hora más y a manducar, una hora más y a manducar...; la maestra musitaba: si el poseedor inmediato intervierte su posesión, el poseedor mediato pierde la suya si no la pilla mediante un interdicto; mi memoria se mecía: si no le muerdo, emigra a la mesana, minora sin mesura y se amodorra.
Fue cuando mordí que una masa de imágenes, una mezcolanza inimaginable, se amotinó en mi mente; las maceré y mirad la malgama de emes que se metió en mi mazmorra (he aquí la masacre de marras):
Multitudes mediatizadas por la mass media y mediante otros medios de manipulación que mentan medias verdades y mencionan mentiras mientras mascan miasmas; muchedumbres medidas por su moneda, por el miedo movidas a la mecanización de sus movimientos mientras mejoran su maquillaje y murmuran mandangas; marionetas marcadas con máculas macadas, con mentes majadas por míseras momias en melifluas misas y mítines multitudinarios -más mentiras: ¿no te tronzan tantas trónicas?-; microbios mensurados a millones, mayores miniaturas mimadas de miércoles a martes y de mayo a marzo (en abril -mares a miles- nos mojamos); militares amaestrados para matar que migran tras menstruar muerte por sus armas; manojos de mejunjes metalizados por mendas mendaces que le echan mucho mentón y más mejilla; menesteres mangados por los mezquinos mentores del mundo, menoscabando el mérito de los mozos que los merecen; mordazas y mortajas que se multiplican como las morcillas que manan de los marranos en las matanzas merced al montaje monocular y al megalítico monopolio del monosílabo; mediocres médicos mágicos que muestran medicamentos maravillosos para el alma y el más allá; mojigatas mascotas mundiales -amantes de las martingalas- que mugen mejoras en el menaje mundano como si mentasen milagros de misericordiosos ministros; mustias madres mueren de morriña al ver a sus hijos morir de hambre y los mencionados ministros mercan armamento, malgastando miles de millones de monedas, de modo desmesurado, mientras merma la merienda de los moribundos que amortaja la muerte.
(≈ 1998)