James Bond nació el 4 de enero de 1900. James Bond era un ornitólogo cuyo nombre utilizó Ian Fleming para bautizar a su personaje: Bond, James Bond.
Veinte años después, el 4 de enero de 1920, moría Benito Pérez Galdós, que utilizó nombres de varias personas para ponérselos a sus personajes, porque si algo hizo Don Benito fue crearlos: en una película gore no salen ni de lejos tantas gotas de sangre como personajes nos ofrece Galdós.
Cuarenta años después de morir Pérez Galdós, el 4 de enero de 1960, murió Albert Camus, que también parió unos cuantos puñados personajes, algunos de ellos tomándolos de la mitología clásica, y si no que se lo digan a Sísifo.
- O a mí.
- ¿A ti, Orestes? ¿Qué haces tú por aquí? Pero si tú...
- Seguro que hubieses preferido que me matasen.
- ¡Qué va, tronco! Lo haces muy bien en las que he leído.
- ¿En cuál te gusta más mi actuación?
- Bueno... En las clásicas un poco histriónico y tal, con el coro y esas cosas. La de Virgilio tiene lo del absurdo, y además te ríes, sobre todo en algunas escenas por...
- Tuve yo un jaleo con Virgilio que no te digo... Había una escena que yo no estaba dispuesto a representar, no me convencía el giro argumental que se producía porque la intriga, en mi humilde opinión, se veía muy perjudicada, pero Virgilio estaba ahí, encabezonado, y que no quería cambiarla, así que al final lo echamos a suertes y, evidentemente, gané yo.
- ¿Qué escena era?
- Sí, a ti te lo voy a decir. ¿En cuál más me has visto?
- Ah, en la de Sartre...
- Mira, al hacer esa estaba yo un poco mosqueado por una movida que tenía con una chavala, no sé si te sonará..., se llamaba Dafne y la tipa me dejó plantado, que tiene cojones...
- Nada, tronco, no te agobies. Ironía de destino.
- Sí, a mí me vas a hablar de destino. Si yo te contara...
- No, si ya...
- Bueno, chaval, me piro que estamos haciendo otra y me esperan para rodar. Nos vemos.
- Hasta luego...
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