Tendrá ya unos diez años y en los cinco años de uso intensivo que tuvo resistió el fuego y las dos o tres puñaladas de B2. Transportó miles de pitis, entre otras cosas, pero hace cinco años cayó en desuso y fue enclaustrada en un cajón y condenada al olvido, hasta hoy, día en que hemos decidido sacarla a la luz para que pase a los anales (o rectales) de la Historia.
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