[Haciendo cola en la caja de Carrefur Zaraiche, un chaval de unos treinta años con los ojos rojos espera a que llegue su turno. Dirigiéndose a él, la señora de atrás, de unos sesenta años, comienza una típica conversación de cola de supermercado.]
Chaval.- [Mira hacia la caja que acaban de abrir, pero ya hay tres clientes haciendo cola. Su turno es el próximo] Bueno, aquí ya queda poco...
Chaval.- Claro, eso se agradece...
Señora.- Claro, claro que se agradece.
Por el rabillo del ojo ve a la señora inclinar el macetero y mirar en su interior, donde ve la cinta verde y la coge.]
Señora.- ¿Esto es para las plantas, para atarlas?
Chaval.- Sí, claro... [Se sonríe. Piensa: “Si tú supieras...”]
Señora.- Yo es que ato las plantas con un hilo más fino, pero este se ve mejor...
Chaval.- Sí, sí, más cómodo para atarlas...
Señora.- ...para ir cogiéndolas y encaminarlas hacia arriba.
Chaval.- ...claro, claro. Para que suban mejor...
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