Pues resulta que quiero
vivir bajo tu lengua,
en una madriguera
cálida y esponjosa
para oler tus pulmones
cuando me ponga
romántico, y suicidarme
colgándome del borde mismo
de tu ventrículo siniestro.
También realizaría
una expedición sin igual
y sin posibilidad de retorno
al centro geográfico
de tu cerebro,
donde cultivaría
tentativas de amor
hasta que un rayo me partiera;
mas no por ello partiría
a lo más hondo de tu hígado
para revolverte la bilis
y los recuerdos,
sino que simplemente
me marcharía
como se va el olor, el tiempo
o la ceniza.
2 comentarios:
Ay! Este es especialmente bello...
Que romanticismo más anatómico.
Un beso...
uau ,esa forma de expresión ,bella tragica y un final suave lindo y romantico ,me gusta
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