Al contrario. Saber que con la muerte se acaba la vida o, mejor dicho, nuestra consciencia, porque la vida sigue, ¡y de qué manera!: el agua de nuestro cuerpo se evapora y se reintegra en el ciclo, los gusanos y otros bichos surgen de nuestra materia y nos devoran, los gases de nuestro cuerpo se liberan, en fin, sigue la vida, ¡y de qué manera!. Como decía, saber que con la muerte se acaba nuestra vida hace que la vida sea preciosa, valiosa, porque es finita. Además, tener una plena consciencia de ese hecho te otorga una libertad de pensamiento y de acción de la que carecen aquellas personas que tienen anclada la idea (¡la idea!) de que después de esta vida hay más vidas. Te das cuenta de una forma absoluta y radical de que, realmente, puedes hacer lo que quieras. Pero, ya te digo, es difícil tomar plena consciencia de la realidad. En los sueños se vive mejor: la anestesia del idealismo es el mejor antibiótico contra la realidad (pongo en negrita la frase porque me ha molado; a veces me sorprendo a mí mismo).
2 comentarios:
**
Mi ordenador en este momento no tiene sonido, por lo que no lo he podido escuchar.
Lo del Sr. conejo, el dibujo, em ha encantado.
Las fotos de los castillos, una pasada, pero qué bonicas!.
¿Vives en Lisboa? ¿Qué haces allí?
Y si crees que no hay nada después de la muerte, ¿no estás acojonado con ella?
¿Sabes lo que te deseo? Que te enamores de una profesora de Religión, verías tú...
Un abrazo de una murcianica!!!
Al contrario. Saber que con la muerte se acaba la vida o, mejor dicho, nuestra consciencia, porque la vida sigue, ¡y de qué manera!: el agua de nuestro cuerpo se evapora y se reintegra en el ciclo, los gusanos y otros bichos surgen de nuestra materia y nos devoran, los gases de nuestro cuerpo se liberan, en fin, sigue la vida, ¡y de qué manera!. Como decía, saber que con la muerte se acaba nuestra vida hace que la vida sea preciosa, valiosa, porque es finita. Además, tener una plena consciencia de ese hecho te otorga una libertad de pensamiento y de acción de la que carecen aquellas personas que tienen anclada la idea (¡la idea!) de que después de esta vida hay más vidas. Te das cuenta de una forma absoluta y radical de que, realmente, puedes hacer lo que quieras.
Pero, ya te digo, es difícil tomar plena consciencia de la realidad. En los sueños se vive mejor: la anestesia del idealismo es el mejor antibiótico contra la realidad (pongo en negrita la frase porque me ha molado; a veces me sorprendo a mí mismo).
Publicar un comentario