En el Jardim da Estrela (Lisboa) encontramos esta estatua de un hombre con una azada que simula cavar la propia piedra que le sirve de pedestal:
No muy lejos, apenas a cien metros, encontramos un palomo que persigue a una paloma, pero no diremos, por discreción, si consiguió o no que la paloma se parase y atendiese a sus arrullos, o si se la llevó volando a la rama de algún árbol, o si llegó el marido de la paloma y los palomos se pelearon, o si la paloma le doy su número de teléfono y le dijo llámame luego que ahora tengo que hacer cosas, o si el palomo, cansado de perseguir a la paloma, se perdió por la hierba en busca de semillas que llevarse al pico:
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