Silencio y cruce de miradas. Manos veloces y ojos que se multiplican hasta la nuca. Astucia en los bolsillos. Las balas silban la banda sonora bajo un sol de espanto, y en primer plano las pupilas inyectadas. La mueca. El tabaco. Las pistolas fugaces. El polvo del desierto y el botín oculto tras la muerte. Aquí no gana ni el Bueno, ni el Feo ni el Malo. Aquí vence el más astuto y rápido.
Ante esta película hay que quitarse el sombrero, desenfundar las pistolas y batirse en duelo.
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