La vida es una sucesión interrumpida y discontinua de casualidades que se producen, únicamente, porque el mundo es pequeño y limitado. Tratar de ordenarlas y darles sentido es una pura obsesión metafísica, al igual que es una pura obsesión metafísica tratar de buscarle un sentido a la vida más allá de la vida misma, más allá del vivir, del estar vivo, del estar viviendo.
P.D. Al sentido de la vida hay que añadir los sentidos del cuerpo (que son seis: vista, oído, gusto, tacto, olfato y cerebro), que nos permiten disfrutar —¡y de qué maneras, señores, de qué maneras!— de la vida.
2 comentarios:
Lo de que el cerebro es un sentido suena interesante... xD
El mundo es pequeño pero a la vez muy grande y las cosas pasan de una forma pero podrían pasar de muchas otras... Y aunque inevitablemente tienen que suceder de alguna forma, ya sea por casualidad o causalidad, el caso es que las cosas pasan a veces como si el mundo fuera muy pequeño... E intentar ordenarlas y darles sentido, aunque no valga para nada, te hace pensar que de alguna forma todo está "conectado" (no se me ocurre una palabra menos mala para expresarlo), y que las cosas pasan por alguna razón (para lograr algún fin) y no porque tengan que pasar sin más...
Reconozco mi obsesión metafísica, soy casi como Simon Birch xD
Causalidad y casualidad, las dos están implicadas en el devenir de los acontecimientos...
Pero eso de que todo está 'conectado' suena a Avatar...
Pensar que las cosas pasan por alguna razón es, sin duda, tranquilizador, de la misma manera que tranquiliza pensar que tras esta vida hay otra vida...
En cualquier caso la obsesión metafísica no es tuya: es de la cultura dominante.
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