Andar, lo que se dice andar, no andaba mucho, porque iba en bicicleta a todas partes. Pero eso sí: correr, lo que se dice correr, corría que se las pelaba cada vez que salía a hacer ejercicio. En este contexto la pregunta que se plantean todos sus amigos es: ¿qué eran aquellas cosas que se pelaba? ¿Acaso cuando corres te pelas las melenas? ¿Las uñas? ¿Las orejas? ¿Las manos? ¿Las narices? ¿Las piernas? ¿Qué se pela la gente cuando corre velozmente? En el mundo de la carrera, como se sabe, hay quien se las pela y hay quien corta el aire, de donde podríamos deducir que quien corre va armado: lleva, al menos, un cuchillo, puesto que pela y corta. ¿Acaso los atletas son también cocineros? ¿Acaso modistos? ¿Acaso esculpen madera? ¿Qué extraña relación existe entre la carrera y los cuchillos? ¿Por qué se llama carrera a los estudios universitarios, cuando existe una desproporción abismal entre el tiempo de una carrera -¡aunque sea un maratón!- y el tiempo que se tarda en obtener una licenciatura? Todo se vuelve sumamente peligroso cuando imaginamos al atleta con un cuchillo en la mano y dopado, drogado, así que no me extraña, realmente, que no dejen que los atletas se dopen, porque imagínate qué peligro tienen diez o doce tipos drogados y con cuchillos en una pista de atletismo.
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