Que no veía más allá de cincuenta metros con toda esa niebla ahí envolviéndolo todo, yo también tan bien envuelto por ella que seguro que parecía un ser fantasmagórico, que dije pero si a quien me vea venir desde cincuenta mentros le tengo que parecer un desaparecido que de repente se va apareciendo y tomando forma y figura, y efectivamente de pronto una señora pegó un grito en portugués, que suena igual que en español, porque se había asustado al verme aparecer de entre la niebla, y encima como iba con el gorro y el abrigo y fumando, con todo el humo saliéndome por la nariz y hasta por las orejas, y el cigarro entre los labios ahí prendido porque las manos en los bolsillos, que no las saqué ni para coger la tarjeta del metro porque yo pensé que ya no me hacía falta, que dije pero si siendo un ente fantasmagórico seguro que atravieso las puertas estas de cristal sin necesidad de pasar la tarjeta para que se abran, así que ni saqué la tarjeta, pero las puertas no se abrieron, y yo no atravesé nada, que casi las rompo, con el segurata ahí mirándome de pronto con el ceño encogido por el frío, como diciendo no me hagas andar que si tengo que ir a ver lo que pasa voy a tener que sacar las manos de los bolsillos, porque ese día todo el mundo llevaba las manos metidas en los bolsillos del abrigo, y a su vez metidas en los guantes, así que tuve que sacar las manos de mis bolsillos, pero fue un momento. El resto del día sólo me vi las manos para comer, y no digo más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario