por estas
tierras murcianas
a
lomos de Rocinante
y en
las vías se encontrara
que
pa’ que pasen los trenes
han levantao unas mamparas*,
se
liaría a dar mamporros
con
la fuerza de su espada
al
alcalde y al ministro
solos
o en sesión plenaria
y
arrancaría promesas
de
conductas adecuadas
que
favorezcan al pueblo
y no
a empresarios sin alma,
y
derribaría el muro,
y
velaría sus armas
para
que el soterramiento
al otro
día empezara.
Mas
lo mismo que a Andresillo
es seguro
que pasaba
cuando
siguiera el hidalgo
su
camino hacia La Mancha:
como
Juan Haldudo el rico
los
políticos de marras
mostrarían
su sonrisa
y
sus mejores palabras
para
seguir azotando
al
pueblo y con argamasa
construyendo
aqueste muro
que
lo aísla y lo remata,
puesto
que rompe los barrios
y a
las familias separa.
*Recuerde
el lector que donde
Don Quijote ve mamparas
hay en realidad un muro
que a los murcianos distancia.
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