Las palabras tienen la peculiaridad de que
cualquier día las usamos y se vuelven contra nosotros porque decimos lo contrario
de lo que hemos dicho para defender lo contrario de lo que estábamos
defendiendo. Esto le pasó a un tal ministro de la Serna en la reunión del
Corredor Mediterráneo que se organizó en Madrid el pasado día 3 de octubre.
Dijo lo siguiente al relacionar la cuestión catalana con el corredor mediterráneo:
«Algunos han decidido poner en riesgo la unidad del país y acabar con la soberanía nacional y con nuestro marco de convivencia, que ha dado las mejores cuotas de bienestar. El Corredor Mediterráneo representa, por el contrario, lo que nos une y nos vertebra. Un futuro de progreso y de nuevas oportunidades. Este proyecto es esencial para el país y este acto ayuda mucho». (Enlace)
Nótese que lo que él ha decidido es poner
en riesgo la unidad de una ciudad, Murcia, sin respetar la soberanía que reside
en el pueblo –y que se pronunció alto y claro acerca de lo que quería en la
manifestación más multitudinaria de la historia de la Región–, y rompe, con su
decisión y su postura, el marco de convivencia de los habitantes de Murcia; un marco que desde luego no ha dado las mejores "cuotas" (¿querría el ministro decir "cotas" pero le traicionó el $ubcon$ci€nt€?)
de bienestar, dado que el soterramiento, tras treinta años de promesas y de
haber sido presupuestado (y el dinero evaporado) nunca se ha hecho, pero que
sin duda era mejor que el muro que se nos viene encima.
El corredor mediterráneo representa, por tanto, lo que fracturará la ciudad de Murcia y la romperá en dos mitades, donde la parte sur quedará marginada, segregada, excluida, y sus habitantes verán plenamente reducidos su movilidad y su acceso a servicios públicos. Se viene encima un futuro de estancamiento y de pérdida de oportunidades, devaluación de viviendas y de terrenos.
Este proyecto, sin duda, es esencial para que los poderosos empresarios –que darán buenos y bien remunerados puestos de trabajo a los políticos cuando estos dejen de serlo– se hagan más ricos, pues les costará menos mover sus mercancías y los precios, por supuesto, no los bajarán; para más inri, la obra para el transporte de sus productos se la pagamos nosotros con nuestros impuestos.
La Plataforma Prosoterramiento ha ofrecido muchas alternativas a este atropello a los ciudadanos que van a perpetrar el poder político y el poder económico, pues la Plataforma no se opone ni al AVE ni al Corredor: solo se opone a que estos trenes marginen, excluyan y segreguen por los siglos de los siglos a los vecinos de más allá de las vías...
El corredor mediterráneo representa, por tanto, lo que fracturará la ciudad de Murcia y la romperá en dos mitades, donde la parte sur quedará marginada, segregada, excluida, y sus habitantes verán plenamente reducidos su movilidad y su acceso a servicios públicos. Se viene encima un futuro de estancamiento y de pérdida de oportunidades, devaluación de viviendas y de terrenos.
Este proyecto, sin duda, es esencial para que los poderosos empresarios –que darán buenos y bien remunerados puestos de trabajo a los políticos cuando estos dejen de serlo– se hagan más ricos, pues les costará menos mover sus mercancías y los precios, por supuesto, no los bajarán; para más inri, la obra para el transporte de sus productos se la pagamos nosotros con nuestros impuestos.
La Plataforma Prosoterramiento ha ofrecido muchas alternativas a este atropello a los ciudadanos que van a perpetrar el poder político y el poder económico, pues la Plataforma no se opone ni al AVE ni al Corredor: solo se opone a que estos trenes marginen, excluyan y segreguen por los siglos de los siglos a los vecinos de más allá de las vías...
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