Cuando nos despertamos, bostezamos para espantar los restos del sueño que nos quedan adheridos a los pulmones y estiramos nuestros brazos para desentumecernos. Como sabemos, los dos actos son casi simultáneos, pero normalmente el estiramiento se inicia un poco antes y concluye un poco después que el bostezo, que es más fugaz.
A los jerbos, como no podía ser menos, les ocurre lo mismo. Pillarlos con la cámara bostezando es difícil, aunque yo una vez lo conseguí. Una dificultad poco menor presenta pillarlos in fraganti desentumeciéndose, pero yo he vuelto a conseguirlo. He aquí a Janis estirándose, todavía con los restos del sueño enganchados en el ojo diestro:
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