Los más expertos ingenieros automovilísticos han desarrollado un tipo de coche que lleva incorporado un sistema casi infalible cuya finalidad es evitar una determinada especie imprevisible de accidentes.
De todos es sabido que hay un espécimen de conductor que, sistemáticamente, no pone los intermitentes, de modo que en ocasiones su comportamiento provoca accidentes que ni siquiera una prudente distancia de seguridad -y mucho menos en ciudad, donde tal distancia a veces se reduce a unos pocos metros, principalmente en horas punta y, sobre todo, en las abundantes redondas- podría evitar.
El sistema desarrollado para impedir este tipo de accidentes, aun cuando pudiera pensarse de una gran complejidad, es bien sencillo: se va a fabricar un nuevo modelo de coche que no tendrá intermitentes, de modo que los conductores normales, al advertir que un coche carece de intermitentes, puedan anticiparse al extraño comportamiento de los especímenes que jamás los utilizaban y que, para no causarles grandes traumas, seguirán sin hacerlo.
La eficacia del sistema dependerá, en cualquier caso, de la posible reforma en este sentido del Código de Circulación, en cuya virtud aquellos conductores que sean denunciados por no usar los intermitentes vendrán obligados, no a comprarse el nuevo modelo de coche, como en un principio se pensó, sino a quitarle los intermitentes a los suyos.
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