El martes por la noche cuando cenaba debí de tragarme, sin advertirlo, un erizo que se quedó enganchado en las paredes de mi tráquea o que, al menos, fue dejando sus púas prendidas a lo largo de mi garganta.
Desde entonces, cualquier intento de respirar o articular palabra me recuerda que cada vez que coma o cene debo escrutar los alimentos atentamente, para evitar que se me vuelva a colar en la garganta algún erizo camuflado.
3 comentarios:
Animo en tu batalla personal contra la enfermedad. Quizás te consuele pensar que casi todos hemos pasado últimamente por eso.
Es como una plaga.
Nos vemos!
mira que te tengo dicho que los erizos no se comen!!! niño malo!!!
:P
pd. hola zirrus!!!
Muchas gracias, Zirrus, en eso estoy. Si en un par de días no mejoro iré al médico, a ver si me abre la garganta con un bisturí y me saca el erizo... XDDD
Tadea, si yo no me lo comí... Se me coló entre el atún, el tomate y esas cosas...
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