¿Qué hacen pastando a estas horas? Son cocainómanos paciendo sin paciencia. Ingieren sin descanso en los cuartos de baño, donde estos tipos ya no entran solos como antaño o como esas chicas que siempre van en pareja como la benemérita, sino de cuatro en cuatro o de seis en seis para aspirar en cadena: mientras uno prepara la muerte blanca y otro enrolla el dinero sucio, los demás se suenan las narices para limpiar sus fosas nasales y no desperdiciar del gramo ni el más minúsculo grano.
Y si les dices que te dejen pasar te miran con la mandíbula desencajada, hecha un trapo, los ojos como ovnis y las neuronas como campanas sin badajo.
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