Por más que insisto, la gente no entiende la gravedad del problema, no comprende el alcance y las consecuencias que esos retrasos provocan en mi organismo. En realidad todo es, teóricamente, una cuestión de memoria, que se complica, no obstante, cuando entran en juego seis o siete elementos.
La cuestión es la siguiente: tengo en mi poder unos cuantos libros de la biblioteca. Conforme pasan los días, voy pasando las páginas y renovando el préstamo, pero tras algunas renovaciones, con los consiguientes bailes de fechas, se me enredan las cifras en el cerebro e indefectiblemente me retraso en la devolución y me regalan, automáticamente, una sanción para que no pueda sacar libros durante el tiempo que resulta de la aplicación de una determinada fórmula matemática*.
Ir apuntando las sucesivas fechas no sirve de nada: si recuerdo mirar el papel donde las apunté, me encuentro con que no lo encuentro, así que decido que tendré que mirar las fechas a través de internet, pero cuando lo hago ya se ha pasado la fecha de devolución de alguno de los libros.
Estos retrasos causan funestos estragos en mi organismo: días y días de inactividad, de desidia, de apatía, en los que el tiempo transcurre monótono como una infinita cinta transportadora vacía y mi cuerpo queda en un estado de hibernación, de letargo, comatoso, a la espera de que llegue el día en que pueda, de nuevo, sacar libros de la biblioteca.
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*Tiempo = [Dos días de sanción] x [días de retraso] x [número de libros]
2 comentarios:
eso explica porque la gente para no complicarse la existencia no lee.
En Logroño dejan sacar cinco libros durante 15 días. Antes te marcaban con un sello la fecha de devolución en la anteportada. Ahora te dan un papelito, que como bien dices, se pierde muy fácilmente.
Lo mismo pasa aquí, antes sellaban la fecha y ahora te dan un papelito...
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