A mis arenas
Hoy beberé de tu fecunda fuente
otra vez, saciaré mi sed de ti
hasta dejar mis labios arrugados,
pálidos, boca llena de la arena
de tu ser, de tu entraña, de tu vientre.
Beberé otra vez, como siempre ávido,
contento de tenerte entre mis brazos,
de poder retenerte hasta el orgasmo,
hasta el anochecer, hasta el ocaso,
hasta que quede blanca y sin pupila
esta elástica lengua que te aspira
el nombre, los susurros y la noche
mientras vehemente bebe de tu frente.
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