«La puta, la gran puta, la grandísima puta, la santurrona, la simoníaca, la inquisidora, la torturadora, la falsificadora, la asesina, la fea, la loca, la mala; la del Santo Oficio y el Índice de Libros Prohibidos; la de las Cruzadas y la noche de San Bartolomé; la que saqueó Constantinopla y bañó de sangre Jerusalén; la que exterminó a los albigenses y a los veinte mil habitantes de Beziers; la que arrasó con las culturas indígenas de América; la que quemó a Segarelli en Parma, a Juan Hus en Constanza y a Giordano Bruno en Roma; la detractora de la ciencia, la enemiga de la verdad, la adulteradora de la Historia; la perseguidora de judíos, la encendedora de hogueras, la quemadora de herejes y brujas; la estafadora de viudas, la cazadora de herencias, la vendedora de indulgencias; la que inventó a Cristo-loco el rabioso y a Pedro-piedra el estulto; la que promete el reino soso de los cielos y amenaza con el fuego eterno del infierno; la que amordaza la palabra y aherroja la libertad del alma; la que reprime a las demás religiones donde manda y exige libertad de culto donde no manda; la que nunca ha querido a los animales ni les ha tenido compasión; la oscurantista, la impostora, la embaucadora, la difamadora, la calumniadora, la reprimida, la represora, la mirona, la fisgona, la contumaz, la relapsa, la corrupta, la hipócrita, la parásita, la zángana; la antisemita, la esclavista, la homofóbica, la misógina; la carnívora, la carnicera, la limosnera, la tartufa, la mentirosa, la insidiosa, la traidora, la despojadora, la ladrona, la manipuladora, la depredadora, la opresora; la pérfida, la falaz, la rapaz, la felona; la aberrante, la inconsecuente, la incoherente, la absurda; la cretina, la estulta, la imbécil, la estúpida; la travestida, la mamarracha, la maricona; la autocrática, la despótica, la tiránica; la católica, la apostólica, la romana; la jesuítica, la dominica, la del Opus Dei; la concubina de Constantino, de Justiniano, de Carlomagno; la solapadora de Mussolini y de Hitler; la ramera de las rameras, la meretriz de las meretrices, la puta de Babilonia, la impune bimilenaria tiene cuentas pendientes conmigo desde mi infancia y aquí se las voy a cobrar.»
(Fernando Vallejo: La puta de Babilonia, Barcelona, Booket, 2009)
4 comentarios:
¿Te has dado cuenta que nadie comenta tus últimos posts?
Por cierto, 100% de acuerdo.
;-)***
Realmente los últimos post no son míos, sino fragmentos de obras, y para comentarlos hacen falta unos conocimientos de los que no mucha gente dispone... Y a veces quien dispone de ellos tiene el problema que refiere Kandel, el Premio Nobel de Fisología, de que las creencias que se le han inculcado desde pequeño y que guarda en su memoria a largo plazo han producido cambios estructurales en el cerebro, de ahí la gran dificultad de desarraigar tales creencias elaboradas durante tanto tiempo...
Realmente los post sí son tuyos, aunque no es el contenido que has reproducido...
O eso o el miedo de expresarse libremente por el "famoso" respeto a las creencias de los religiosos. ¿Respeto al mayor cáncer de la humanidad? Io non posso mai!
;-)*
Sí, hay mucha gente que está cohartada por el peso que sigue ejerciendo la religión y el falso discurso del respeto a las creencias falsas impuestas desde la cuna.
Hay una campaña organizada por Dawkins: the out campaign...
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