Que digo yo que ya me ha pasado varias veces que he recibido una llamada de alguno de los números que tengo apuntados en la agenda de mi móvil, normalmente de números a los que con más frecuencia llamo y de los que más llamadas recibo; que digo que recibo la llamada, descuelgo, digo: “Dime”, pero no me dice nada, así que vuelvo a decir: “¡Oye! ¡Dime!”, y nada me dice, así que como no me dice nada cuelgo.
Pero también digo que a veces he visto llamadas perdidas en mi teléfono, normalmente de números a los que con más frecuencia llamo y de los que más llamadas recibo; que digo que las he visto, así que llamo a ver qué quiere, y le digo: “Dime”, y me dice: “Que te diga qué”, y yo: “Si me has llamado tú, tengo una llamada perdida tuya”, y me dice: "Que no, acho, que yo no te he llamado". Así que le digo: “Pues yo tengo aquí una llamada perdida de tu teléfono”. “Pues no sé”, me dice. “Bueno, pues nada, ya nos vemos”, le digo. Y cuelgo.
Así que digo yo que podrían ser las propias compañías telefónicas las que hagan las llamadas para sacarnos unos céntimos más, digo yo, pero unos céntimos más aparte de los centimazos que ya nos sacan con sus tarifas que descienden de la usura; que digo que quizá manipulen nuestros teléfonos para hacer las llamadas y liárnosla. Digo yo, pero, vamos, es un decir conspiranoico, y nada más.
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